Todos los profesionales que llevamos años trabajando en rehabilitación neurológica, sobre todo en países como el nuestro con un envejecimiento de la población, solemos ver a muchos pacientes polimedicados diagnosticados de demencia en estadíos intermedio o avanzado.
Quizá nos lleve a ello la cultura de la prescripción farmacológica, del paciente que acude a su médico para que le prescriba más y más fármacos. Pero quizá estamos haciendo algo mal, y en épocas de crisis económica y ante la valoración de estos pacientes quizá “menos es más”.
La campaña establecida por parte de los médicos especialistas en Medicina Interna en Estados Unidos conocida como la “Choosing Wisely campaing” establece reuniones y foros de discusión sobre aspectos de la medicina que podrían cambiarse para mejorar la práctica clínica sobre todo en pacientes diagnosticados de Demencia avanzada.
Un estudio publicado on line en la revista JAMA recomienda minimizar las intervenciones en estos pacientes.
La Demencia avanzada se caracteriza por un deterioro cognitivo severo y una disminución de movilidad con afectación de todas las actividades básicas de la vida diaria. Además los pacientes pierden la comunicación con su entorno y sufren problemas de disfagia y riesgo de aspiración y presencia de neumonías. Estos pacientes suelen estar polimedicados, tomando múltiples fármacos a diario.
El Dr Tija y su equipo estudiaron una base de datos de 5406 pacientes con demencia avanzada institucionalizados en residencias, incluyendo también en el estudio los gastos que el proceso suponía. Encontraron que 2911 ( 53,9%) recibían al menos un fármaco de dudoso beneficio, sobre todo inhibidores de la colinesterasa (36,4%) o memantina (25,2%).
Estas medicaciones presentan muy pocos beneficios en la demencia avanzada y además causan más fracturas de cadera, porqué incrementan el riesgo de síncopes y caídas, además de arritmias y retención urinaria y aumento de infecciones de orina. En un estudio las medicaciones usadas en la demencia se relacionan hasta con un tercio de los efectos adversos a fármacos (Pharmacoepidemiol Drug Saf.2013).
También se ha visto que las estatinas usadas para disminuir las cifras de colesterol son prescritas en hasta un 22,4% de estos pacientes a pesar de que es de todos conocido que las estatinas pueden asociarse con confusión y pérdida de memoria, alteraciones tendinosas y aumento de la glucemia potenciando la aparición de diabetes tipo 2.
Además si se estudia la medicación usada durante un período de 90 días, que probablemente no tenga efectos beneficiosos en el paciente, pero que le puede ocasionar efectos secundarios como los mencionados, el gasto supera los 800 dólares. Nos referimos a pacientes con demencia severa, en los que quizá lo más importante sería mantener un buen plan terapéutico de rehabilitación. Pero en neurorrehabilitación los recursos por desgracia son más escasos que los empleados en farmacia.
Con la lectura de este artículo quizá nos debamos replantear muchas prescripciones que se realizan sin una evidencia científica que las respalde en el caso de un paciente con demencia en el que además podemos provocar aumento del riesgo de caídas con aparición de nuevas complicaciones como una fractura de cadera.
Fuente: Use of Medications of Questionable Benefit in Advanced Dementia. JAMA. Inter Med Sept 08,2104.
Autora: Ana Belén Cordal López.