Las personas que realizan trabajos complejos en los que se requiere el manejo de datos, como los arquitectos o los ingenieros, o los que trabajan con otras personas como los trabajadores sociales o los abogados, pueden tener una mejor memoria y mejores habilidades cognitivas para procesar la información en la edad adulta y en la vejez.
El Dr. Alan J Gow de la universidad Heriot-Watt de Edimburgo acaba de publicar un estudio en Neurology en el que la hipótesis parte de encontrar una asociación entre el desarrollo de trabajos complejos, en el que la persona debe manejar datos y aquellos otros más manuales que no requieren un procesamiento tan estricto de información.
Examinaron a 534 hombres y a 532 mujeres de la cohorte de Lothian, en Escocia, de los nacidos en el 1936, realizando un estudio longitudinal, buscando en el Diccionario oficial de títulos académicos y ocupacionales disponibles. Las personas son clasificadas según trabajasen con registros y datos, tuviesen un trabajo de atención al público o su trabajo fuese manual manejando objetos.
En los resultados se vio claramente que la capacidad cognitiva era mejor en los que trabajaban con datos o personas y sustancialmente peor en los que habían realizado actividades manuales.
Como ejemplos de trabajos que requieren el trato con personas y que suponen una mayor complejidad, se encuentran el de abogado, trabajador social, cirujano y funcionario de prisiones. Entre los trabajos en los que también hay un trato social, pero con menor complejidad se encuentran: trabajador de factoría, encuadernador, pintor o artesano de tejidos.
Y entre los trabajos más complejos que requieren manejo de datos nos encontramos el de arquitecto, ingeniero civil, diseñador gráfico y músico. Hay otros por el contrario en los que también se trabaja con datos pero menos complejos como el de camarero, trabajador de la construcción o telefonista.
Sin embargo en este estudio los efectos del trabajo realizado mostraban una baja relación con el desarrollo de demencia al hacer un estudio comparativo entre los trabajos de mayor y menor complejidad, del 1% o 2%. Hay factores de riesgo mucho más importantes, sobre todo el hábito de fumar durante muchos años.
En el estudio publicado en julio de 2013 en Neurology, el Dr Robert S Wilson del la Universidad de Chicago encuentra una fuerte evidencia entre el desarrollo de estimulación cognitiva ya desde edades tempranas de la vida, la socialización y la prevención del Alzheimer, en un estudio observacional realizado en 294 personas octogenarias.
En este estudio el Rush Memory and Aging Project se valoraban las actividades realizadas a lo largo de su vida sobre todo de lectoescritura, visita de museos, práctica de actividades como canto, música, o juegos como realización de puzzles y juegos de cartas, sobre todo el bridge.
(Imagen de PET mostrando la captación de sustancia amiloide en un cerebro con Alzheimer frente a uno normal que no capta).Fuente: MEDSCAPE.
En todos se valoraba la posibilidad de demencia por cuerpos de Lewy, placas, depósito de betaamiloide o infartos cerebrales y se estimulaba a los participantes a la realización de actividades cognitivas hasta su fallecimiento.
Estudios similares fueron realizados en individuos sanos en los que la realización de actividades de lectoescritura y realización de diversos juegos se relacionaron con el menor depósito de betaamilode cerebral, signo concluyente del desarrollo de Enfermedad de Alzheimer.
En un estudio previo, publicado en el Archives of Neurology en enero del 2012, la Dra. Susan Landau, estudió a los pacientes con realización de PET mostrando la imagen del trazador de amiloide PIB (imagen superior), valorándose, edad, sexo, educación y actividades cognitivas realizadas. Se encontraba ya una asociación entre el nivel educativo, la actividad laboral realizada y el desarrollo de demencia. Aquellas personas que realizaban actividades que requerían más complejidad de interconexiones neuronales y mayor demanda curricular, presentaban menos probabilidad de acumular betaamiloide en su cerebro.
Autora: Ana Belén Cordal López. Médico rehabilitador.