Me acuerdo de una paciente que me contaba que una vez se quejó a su neurólogo porque se le ponía la pierna rígida y el neurólogo la corrigió diciéndola que se la ponía espástica. Mi paciente no entendía nada ya que ella sentía perfectamente su pierna rígida. ¡Sabría ella si su pierna estaba rígida o no! El doctor insistió en que eso que tenía ella era espasticidad. No la explicó nada más y cuando volvió a revisión, al cabo de al menos seis meses, el doctor la preguntó qué tal estaba y si notaba la pierna rígida. La mujer le corrigió diciendo: ¡Querrá decir usted espástica, doctor!
Esta es una confusión común. Tanto espasticidad como rigidez quieren decir hipertonía, aumento del tono basal del músculo, dureza a la hora de realizar movimientos. Ahora bien, hay diferencias entre ambas que ahora veremos. Desde luego la palabra rigidez estaba dentro de nuestro vocabulario antes de dedicarnos a la neurorrehabilitación o padecer una enfermedad neurológica, mientras que la palabra espasticidad no formaba parte de nuestro registro previo.
Hay que entender que el lenguaje es importante para entendernos con los usuarios que acuden a nuestros servicios. Si corregimos a una persona y la decimos que tiene espasticidad en vez de rigidez, hemos de dedicar al menos unos minutos a que comprenda la diferencia. De esta forma en sucesivas ocasiones hablaremos un lenguaje común y la comunicación será más fluida con lo que mejorará también la adherencia al tratamiento y la motivación.
Veamos ahora la diferencia entre ambos conceptos sabiendo que ambos son dos formas de hipertonía.
La espasticidad es característica de la lesión de las vía piramidal (por ello hablamos de síndrome piramidal). Esta vía neurológica es la que transmite las señales motoras directamente desde la corteza cerebral motora hasta la médula espinal contralateral. Es decir, es una vía directa. Por ello decimos también que la espasticidad se origina por la lesión de la motoneurona superior, es decir, la que sale de la corteza motora hasta llegar a su sinapsis (conexión) en la médula espinal. La lesión incluye también a las interneuronas inhibidoras. Al no funcionar correctamente estas interneuronas que inhiben, se provoca una exagerada respuesta motora. Por ello se elimina el tono muscular normal debido a la falta de inhibición, con lo que habrá demasiada excitación.
Este exceso de excitación hace que el tono esté aumentado de forma que si la persona quiere realizar voluntariamente un movimiento, nota una resistencia o dureza que le dificulta su realización. Además, esta hipertonía provoca un aumento exagerado de los reflejos miotendinosos. Es decir, si das un golpecito en el tendón rotuliano (en la rodilla) de una persona con espasticidad, lo más normal es que el movimiento de la pierna sea exagerado. La respuesta refleja está exagerada por la falta de inhibición.
Decimos también que la espasticidad es un aumento de la resistencia muscular dependiente de la velocidad. Con esto queremos señalar que cuanto más rápida sea la velocidad con la que quieres mover un segmento, mayor será la resistencia. Por ello, a la hora de movilizar a personas con espasticidad, es muy importante hacerlo despacio y suavemente.
Existe una característica para reconocer la espasticidad que es el famoso “signo de la navaja”. Al hacer un estiramiento suave, al inicio del movimiento notamos una resistencia, que posteriormente cede de forma más o menos intensa. Ya sabemos que si movilizamos de forma brusca, la musculatura va a reaccionar con más espasticidad, mientras que si lo haces suave y lenta, el músculo cede.

La rigidez, sin embargo, es característica de la lesión de la vía extrapiramidal (por ello hablamos de síndrome extrapiramidal). Esa vía motora es indirecta y cuenta con sinapsis en otros núcleos grises como son los ganglios basales. La afectación de esta vía extrapiramidal también provoca hipertonía pero de características diferentes a la espasticidad. En este caso llamamos rigidez a la resistencia al desplazamiento pasivo de un segmento corporal. La rigidez extrapiramidal es una resistencia de tipo cérea (como si el segmento fuera de cera). Es una resistencia homogénea o uniforme a lo largo del desplazamiento o puede ofrecer resaltos intermitentes, como si la resistencia cediese a escalones. a este fenómeno lo llamamos » signo de la de rueda dentada o del caño de plomo». Además, la rigidez, suele darse junto a otros síntomas frecuentes en lesiones de los ganglios de la base como son la bradicinesia (lentitud de los movimientos) o el temblor de reposo, característicos de la enfermedad de Parkinson.

Ahora sabemos que, tratándose de dos tipos de hipertonía, la espasticidad y la rigidez tienen una casusa diferente (lesión piramidal o extrapiramidal). Y sabemos también que mientras el «signo de la navaja» es característico de la espasticidad», el «signo de la rueda dentada» o la resistencia cérea son típicos de la rigidez extrapiramidal.
Autora del artículo: Beatriz Tierno Tierno. Terapeuta Ocupacional, Fisioterapeuta, formada en PNL, hipnosis y otras terapias afines.
E-mail: beatriztiernotierno@gmail.com
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