
Parece que la estimulación con resonancia nuclear magnética usada en niños, es la mejor forma de estudiar las posibles consecuencias que el uso de aparatos como smartphones, tablets u ordeandores pueden causar en el tejido cerebral de los niños.
Los niños absorben más radiaciones porqué los huesos craneales son más finos, sus células cerebrales más inmaduras y el tamaño de su cerpo es menor. Las microondas emitidas por todos los aparatos electrónicos y sistemas informáticos que hemos incluido en nuestra vida diaria parece que pueden estar relacionadas con la aparición de determinados tipos de tumores y otras enfermedades neurológicas o transtornos del comportamiento como la hiperactividad.
En el 2008 Loe Wiart, un investigador de French Telecom y Orange, publicó que el cerebro de los niños absorbían el doble de radiación que el de los adultos. En el 2010 Andreas Christ descubrió que el hipocampo y el hipotálamo de los niños absorbían entre un 1,6 y un 2,1 más radiaciones ionizantes que los adultos. El hueso de los niños y los tejidos de los ojos también absorben más cantidad de ionizaciones, según su estudio realizado en modelos animales realizados con cerdos en laboratorio.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que determinadas sustancias a las que estamos expuestos en nuestro día a día pueden ser cancerígenas, aquí se incluyen las radiaciones tipo microondas, pero también incluyen el carbón, DDT, cloroformo, plomo, níquel, fenobarbital, diésel, gasolina o benceno.
Los niños tienen más riesgo que los adultos cuándo se exponen a un carcinógeno. Aunque la latencia media o el tiempo entre la exposición al carcinógeno y la aparición de posibles tumores puede ser de décadas, los tumores inducidos por radiaciones en niños puede que no se diagnostiquen hasta la edad adulta.
Durante el embarazo, el feto es especialmente vulnerable, ya que la radiación ionizante puede alterar la mielina que protege a las neuronas. Un estudio realizado en la Universidad de Yale, exponía a fetos de ratones a exceso de radiaciones ionizantes, produciendo hiperactividad en los ratones adultos, con alteración de las sinapsis interneurales mediadas por el glutamato y afectación de las neuronas de la vía piramidal del córtex prefrontal que es la que controla el movimiento voluntario.
Determinados juguetes que pueden ser usados por niños y que emiten radiaciones podrían relacionarse con cierta atrofia cortical que puede diagnosticarse con pruebas de imagen como la RMN. Por eso es importante alejar los juguetes del niño, tanto de su cerebro como de sus zona pélvica, para evitar la afectación de sus gónadas.
Cuándo nos compramos un Smartphone las compañías están obligadas a aclararnos la distancia mínima y el tiempo máximo de exposición en la zona temporal próxima al oído o en la zona pélvica para evitar complicaciones y no exceder las radiaciones máximas permitidas.
Al usar una tablet o un ordenador portátil debemos alejarlos al menos 20 cm del cuerpo. Determinados gobiernos como Francia, Bélgica o la India, están ya legislando el uso de estos aparatos sobre todo teniendo en cuenta que cada vez más bebés son expuestos a diario al uso de ordenadores portátiles o tablets, que incluso vienen ya integrados en sus sillitas de paseo o de coche.
Si tenéis interés aquí os dejamos el artículo recientemente publicado por L. Lloyd Morgan y colaboradores de la Universidad de California y publicado online en el “Journal of Microscopy and Ultraestructure” el 15 de julio.
Autora: Ana Belén Cordal López. (acordal@yahoo.es)
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