Artículo: ¿QUÉ ES LA TEORÍA POLIVAGAL?

Detrás de este nombre poco común se esconde una teoría acerca de la relación del sistema nervioso autónomo (nervio vago) que heredamos de los reptiles con algunas conductas de personas sometidas a un trauma y trastornos del espectro autista.

Fue desarrollada por Stephen Porges, profesor de Psiquiatría y Bioingeniería y director del centro “Brain-Body” de la Universidad de Illinois en Chicago.

El vago es un nervio craneal (X par) que sale del tallo cerebral y tiene un largo recorrido a través del organismo, siendo sobre todo un nervio sensorial (aproximadamente un 80% de sus fibras envían información visceral al cerebro). El otro 20% son fibras motoras que hacen que se produzcan cambios fisiológicos muy importantes. Uno de ellos es la inhibición de la tasa cardíaca. Podríamos pensar, por tanto, que el nervio vago funciona para inducir un estado de calma. Sin embargo el Dr. Porges pone énfasis en que no siempre se produce este efecto, ya que inhibiendo la actividad cardíaca es capaz de detener el corazón y poner en peligro la vida.

Tradicionalmente se describe el SNA como un sistema inervador de vísceras, de pares antagónicos, siendo la rama simpática la que predispone al organismo fisiológicamente a una respuesta de lucha o huida ante una amenaza, y el parasimpático (la mayoría de cuyas fibras proceden del nervio vago) como inhibidor de esta respuesta, y por tanto inductor de estados de calma del organismo.

El Dr. Porges, a partir de un estudio midiendo tasa cardíaca en relación con complicaciones clínicas en una población de recién nacidos, llegó a la conclusión de que la influencia del nervio vago podía promover la bradicardia y apnea, llegando a peligrar la vida. Ello no respondía al modelo tradicional del SNA y efecto del nervio vago. Entonces revisó la neuroanatomía del nervio vago y descubrió y definió la anatomía y función de dos sistemas vagales. Según esta teoría polivagal hay dos vías vagales que provienen de diversas áreas del tronco cerebral y que evolucionaron filogenéticamente de manera secuencial, creando una jerarquía de respuestas autónomas. Una de ellas, amielínica y herencia de los reptiles, promueve un comportamiento de inmovilización ante la amenaza, la cual resulta adaptativa para este tipo de animales. La otra, mielinizada, que promueve respuestas organizadas.

La cuestión es que las conductas de inmovilización que promueve la vía filogenéticamente más antigua no suelen resultar adaptativas en el caso de los mamíferos, ya que resulta difícil reorganizarse para emitir conductas adaptativas de nuevo.

Esta respuesta de inmovilización depende no solo de estímulos externos sino también de la capacidad de cada sistema nervioso (cada individuo) para responder ante una determinada situación. Podemos reconocer situaciones en las que hay individuos que se bloquean y quedan paralizados sin capacidad para responder de forma resolutiva y adaptativa. Suelen ser situaciones traumáticas, en las que el individuo se disocia.

Cuando el sistema de involucramiento social funciona, el individuo modera las defensas y está tranquilo. En respuesta al peligro, el sistema nervioso simpático toma el control y apoya la actividad motórica y metabólica de lucha/huida. Pero si esto tampoco resuelve que el individuo perciba seguridad, entonces se reclutan los antiguos circuitos vagales y se produce la respuesta de inmovilización.

La teoría continúa relacionando dicha respuesta con la observada no solo en personas que han sufrido un evento traumático, sino también en determinadas patologías, como trastornos del espectro autista. Y no solo eso, sino que además desarrolla protocolos para mejorar algunos de los síntomas conductuales y sociales de los mismos.

Esta teoría, aparte de las aplicaciones terapéuticas directas que pueda tener, nos hace reflexionar sobre el importante papel que tiene el SNA sobre la conducta, así como la consideración de las conductas de inmovilidad descritas, y que cualquiera de nosotros hemos podido experimentar en nuestra vida.

Referencia para seguir leyendo acerca de la teoría polivagal:

Su página:   http://stephenporges.com/index.php/scientific-articles/scientific-articles/publicationss/11-la-teoria-polivagal

Entrevista transcrita:http://www.psicol.unam.mx/profesionales/psiclinica/iem/pdf/la_teoria_polivagal.pdf

Fuente imagen: http://es.slideshare.net/isaiahxDoo/nervio-vago-o-neumogastrico

Autora del artículo: Emma Gil Orejudo. Neuropsicóloga. 

Email: Emma_g10@yahoo.es 

Artículo: ¿QUÉ ES LA TEORÍA POLIVAGAL?

Detrás de este nombre poco común se esconde una teoría acerca de la relación del sistema nervioso autónomo (nervio vago) que heredamos de los reptiles con algunas conductas de personas sometidas a un trauma y trastornos del espectro autista.

Fue desarrollada por Stephen Porges, profesor de Psiquiatría y Bioingeniería y director del centro “Brain-Body” de la Universidad de Illinois en Chicago.

El vago es un nervio craneal (X par) que sale del tallo cerebral y tiene un largo recorrido a través del organismo, siendo sobre todo un nervio sensorial (aproximadamente un 80% de sus fibras envían información visceral al cerebro). El otro 20% son fibras motoras que hacen que se produzcan cambios fisiológicos muy importantes. Uno de ellos es la inhibición de la tasa cardíaca. Podríamos pensar, por tanto, que el nervio vago funciona para inducir un estado de calma. Sin embargo el Dr. Porges pone énfasis en que no siempre se produce este efecto, ya que inhibiendo la actividad cardíaca es capaz de detener el corazón y poner en peligro la vida.

Tradicionalmente se describe el SNA como un sistema inervador de vísceras, de pares antagónicos, siendo la rama simpática la que predispone al organismo fisiológicamente a una respuesta de lucha o huida ante una amenaza, y el parasimpático (la mayoría de cuyas fibras proceden del nervio vago) como inhibidor de esta respuesta, y por tanto inductor de estados de calma del organismo.

El Dr. Porges, a partir de un estudio midiendo tasa cardíaca en relación con complicaciones clínicas en una población de recién nacidos, llegó a la conclusión de que la influencia del nervio vago podía promover la bradicardia y apnea, llegando a peligrar la vida. Ello no respondía al modelo tradicional del SNA y efecto del nervio vago. Entonces revisó la neuroanatomía del nervio vago y descubrió y definió la anatomía y función de dos sistemas vagales. Según esta teoría polivagal hay dos vías vagales que provienen de diversas áreas del tronco cerebral y que evolucionaron filogenéticamente de manera secuencial, creando una jerarquía de respuestas autónomas. Una de ellas, amielínica y herencia de los reptiles, promueve un comportamiento de inmovilización ante la amenaza, la cual resulta adaptativa para este tipo de animales. La otra, mielinizada, que promueve respuestas organizadas.

La cuestión es que las conductas de inmovilización que promueve la vía filogenéticamente más antigua no suelen resultar adaptativas en el caso de los mamíferos, ya que resulta difícil reorganizarse para emitir conductas adaptativas de nuevo.

Esta respuesta de inmovilización depende no solo de estímulos externos sino también de la capacidad de cada sistema nervioso (cada individuo) para responder ante una determinada situación. Podemos reconocer situaciones en las que hay individuos que se bloquean y quedan paralizados sin capacidad para responder de forma resolutiva y adaptativa. Suelen ser situaciones traumáticas, en las que el individuo se disocia.

Cuando el sistema de involucramiento social funciona, el individuo modera las defensas y está tranquilo. En respuesta al peligro, el sistema nervioso simpático toma el control y apoya la actividad motórica y metabólica de lucha/huida. Pero si esto tampoco resuelve que el individuo perciba seguridad, entonces se reclutan los antiguos circuitos vagales y se produce la respuesta de inmovilización.

La teoría continúa relacionando dicha respuesta con la observada no solo en personas que han sufrido un evento traumático, sino también en determinadas patologías, como trastornos del espectro autista. Y no solo eso, sino que además desarrolla protocolos para mejorar algunos de los síntomas conductuales y sociales de los mismos.

Esta teoría, aparte de las aplicaciones terapéuticas directas que pueda tener, nos hace reflexionar sobre el importante papel que tiene el SNA sobre la conducta, así como la consideración de las conductas de inmovilidad descritas, y que cualquiera de nosotros hemos podido experimentar en nuestra vida.

Referencia para seguir leyendo acerca de la teoría polivagal:

Su página:   http://stephenporges.com/index.php/scientific-articles/scientific-articles/publicationss/11-la-teoria-polivagal

Entrevista transcrita:http://www.psicol.unam.mx/profesionales/psiclinica/iem/pdf/la_teoria_polivagal.pdf

Fuente imagen: http://es.slideshare.net/isaiahxDoo/nervio-vago-o-neumogastrico

Autora del artículo: Emma Gil Orejudo. Neuropsicóloga. 

Email: Emma_g10@yahoo.es 

Nuevo artículo: ¿QUÉ ES LA TEORÍA POLIVAGAL?

Detrás de este nombre poco común se esconde una teoría acerca de la relación del sistema nervioso autónomo (nervio vago) que heredamos de los reptiles con algunas conductas de personas sometidas a un trauma y trastornos del espectro autista.

Fue desarrollada por Stephen Porges, profesor de Psiquiatría y Bioingeniería y director del centro “Brain-Body” de la Universidad de Illinois en Chicago.

El vago es un nervio craneal (X par) que sale del tallo cerebral y tiene un largo recorrido a través del organismo, siendo sobre todo un nervio sensorial (aproximadamente un 80% de sus fibras envían información visceral al cerebro). El otro 20% son fibras motoras que hacen que se produzcan cambios fisiológicos muy importantes. Uno de ellos es la inhibición de la tasa cardíaca. Podríamos pensar, por tanto, que el nervio vago funciona para inducir un estado de calma. Sin embargo el Dr. Porges pone énfasis en que no siempre se produce este efecto, ya que inhibiendo la actividad cardíaca es capaz de detener el corazón y poner en peligro la vida.

Tradicionalmente se describe el SNA como un sistema inervador de vísceras, de pares antagónicos, siendo la rama simpática la que predispone al organismo fisiológicamente a una respuesta de lucha o huida ante una amenaza, y el parasimpático (la mayoría de cuyas fibras proceden del nervio vago) como inhibidor de esta respuesta, y por tanto inductor de estados de calma del organismo.

El Dr. Porges, a partir de un estudio midiendo tasa cardíaca en relación con complicaciones clínicas en una población de recién nacidos, llegó a la conclusión de que la influencia del nervio vago podía promover la bradicardia y apnea, llegando a peligrar la vida. Ello no respondía al modelo tradicional del SNA y efecto del nervio vago. Entonces revisó la neuroanatomía del nervio vago y descubrió y definió la anatomía y función de dos sistemas vagales. Según esta teoría polivagal hay dos vías vagales que provienen de diversas áreas del tronco cerebral y que evolucionaron filogenéticamente de manera secuencial, creando una jerarquía de respuestas autónomas. Una de ellas, amielínica y herencia de los reptiles, promueve un comportamiento de inmovilización ante la amenaza, la cual resulta adaptativa para este tipo de animales. La otra, mielinizada, que promueve respuestas organizadas.

La cuestión es que las conductas de inmovilización que promueve la vía filogenéticamente más antigua no suelen resultar adaptativas en el caso de los mamíferos, ya que resulta difícil reorganizarse para emitir conductas adaptativas de nuevo.

Esta respuesta de inmovilización depende no solo de estímulos externos sino también de la capacidad de cada sistema nervioso (cada individuo) para responder ante una determinada situación. Podemos reconocer situaciones en las que hay individuos que se bloquean y quedan paralizados sin capacidad para responder de forma resolutiva y adaptativa. Suelen ser situaciones traumáticas, en las que el individuo se disocia.

Cuando el sistema de involucramiento social funciona, el individuo modera las defensas y está tranquilo. En respuesta al peligro, el sistema nervioso simpático toma el control y apoya la actividad motórica y metabólica de lucha/huida. Pero si esto tampoco resuelve que el individuo perciba seguridad, entonces se reclutan los antiguos circuitos vagales y se produce la respuesta de inmovilización.

La teoría continúa relacionando dicha respuesta con la observada no solo en personas que han sufrido un evento traumático, sino también en determinadas patologías, como trastornos del espectro autista. Y no solo eso, sino que además desarrolla protocolos para mejorar algunos de los síntomas conductuales y sociales de los mismos.

Esta teoría, aparte de las aplicaciones terapéuticas directas que pueda tener, nos hace reflexionar sobre el importante papel que tiene el SNA sobre la conducta, así como la consideración de las conductas de inmovilidad descritas, y que cualquiera de nosotros hemos podido experimentar en nuestra vida.

Referencia para seguir leyendo acerca de la teoría polivagal:

Su página:   http://stephenporges.com/index.php/scientific-articles/scientific-articles/publicationss/11-la-teoria-polivagal

Entrevista transcrita: http://www.psicol.unam.mx/profesionales/psiclinica/iem/pdf/la_teoria_polivagal.pdf

Fuente imagen: http://es.slideshare.net/isaiahxDoo/nervio-vago-o-neumogastrico

Autora del artículo: Emma Gil Orejudo. Neuropsicóloga. 

Email: Emma_g10@yahoo.es