ARTÍCULO: PARTE II: “La nutrición del Sistema Nervioso. Los micronutrientes: las VITAMINAS”.

Ensalada, Frutas, Bayas, Saludable, Vitaminas, Fresco

En la primera parte del artículo “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”, describíamos la división de los nutrientes en macro y micronutrientes. En esta parte nos centraremos en las vitaminas, que forman parte de los micronutrientes.

La próxima semana, publicaremos la última parte de estos tres grandes artículos, elaborados por Emma Gil Orejudo. No os perdáis el último artículo, donde se hablará de los minerales.

Aquí os dejamos el artículo de esta semana:

Los micronutrientes se describen como elementos reguladores de las reacciones metabólicas del organismo, que en algunos casos, tienen una función estructural y que no aportan energía, aunque sí intervienen en las reacciones metabólicas para obtenerla. Además se caracteriza por estar presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo.

Los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Vamos a hablar en este artículo de las VITAMINAS.

VITAMINAS.

Son sustancias orgánicas presentes en el organismo en cantidades muy pequeñas, necesarios para su funcionamiento y que participan de forma directa en todos los procesos metabólicos de la nutrición humana. La agrupación de estas sustancias bajo el nombre de vitaminas no es porque comparten una similitud química.

La ausencia de vitaminas en la alimentación provoca estados carenciales, con trastornos específicos muy importantes, de lo cual procede el término vitamina (originalmente se les consideraba aminoácidos vitales).

Nuestro organismo no es capaz de sintetizar la mayoría de ellas, por lo que ha de abstenerse a través de la alimentación.

En la primera nomenclatura de las vitaminas de le fue asignado con una letra del abecedario. En la actualidad, se tiene a nombrarlas con su nombre químico (cuando se conoce su fórmula).

Las vitaminas suelen clasificarse en dos grupos por su solubilidad, que determina su presencia y distribución en líquidos corporales, capacidad de almacenamiento en los tejidos y eliminación del organismo. De este modo, se clasifican en:

– Hidrosolubles: son solubles en agua, lo que implica que se almacenan en menor medida, en el organismo, por lo que se requieren fuentes constantes de ellas. Las vitaminas hidrosulubles son todas las del complejo B y la vitamina C.

– Liposolubles: se disuelven en la grasa, lo que hace que se almacenen en el organismo (en hígado y tejidos grasos sobre todo), lo cual aumenta su disponibilidad, pero también su sobredosificación, lo cual resulta dañino para el organismo. Las vitaminas A, E, D y K son liposolubles.

En cuanto a la relación de las vitaminas con el sistema nervioso, al estar todas involucradas en las reacciones metabólicas, de forma directa o indirecta, todas las vitaminas son necesarias para un adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

A continuación se describen las vitaminas relacionadas de forma más directa con el sistema nervioso, así como algunos alimentos ricos en dicha vitamina.

VITAMINA A. RETINOL

Sus funciones en lo que implica al sistema nervioso están relacionadas con la visión, ya que lavitamina A es imprescindible para que la energía de la luz se transforme en impulsos nerviosos (transducción), proceso que tiene lugar en la retina del ojo, de ahí el nombre de esta vitamina.

También es imprescindible para procesos de división celular y crecimiento, así como para el sistema inmune y la piel.

Sólo se encuentra en alimentos de origen animgal: hígado, mantequilla , queso. Algunos vegetales contienen carotenoides (precursores de la vitamina A), como algas, menta, perejil, zanahorias, espinacas, remolacha, col, albaricoques, brócoli, melón.

COMPLEJO DE VITAMINAS B.

Este grupo desempeña muchas funciones en reacciones metabólicas a nivel cerebral, por lo que se las conoce como “vitaminas para los nervios”.

B1. TIAMINA.

Es necesaria para el metabolismo de las grasas, proteínas, ácidos nucleicos, y carbohidratos, todos ellos importantes para el sistema nervioso.

Además interviene en la conducción de impulsos nerviosos. Una disminución del 20% de tiamina causa graves alteraciones en las funciones del sistema nervioso. Como debilidad muscular, ausencia de reflejos, parálisis periférica, o síntomas depresivos.

Se encuentran en prácticamente todos los alimentos de origen animal y vegetal, especialmente en el pollo, cerdo, pescado, patata y cereales integrales.

B2. RIVOFLAVINA.

Esta vitamina es requerida para la producción de los glóbulos rojos (transporte de oxígeno) y anticuerpos (sistema inmunitario), respiración celular y crecimiento. Ayuda en el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Facilita la utilización de oxígeno en los tejidos y la absorción de hierro, de modo que contribuye al mantenimiento del sistema nervisoso, la redución del cansancio y la disminución del estrés. Se ha documentado ayuda en casos de migraña.

Se encuentra en alimentos como el hígado, la leche, las almendras y los cereales.

B3. NIACINA.

La niacina contribuye a la síntesis de neurotransmisores, esteroides y hormonas tróficas. Es importante para la formación de glóbulos rojos y contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso, teniendo además funciones neuroprotectoras.

Se encuentra en alimentos como la levadura, cígala, atún o pimentón.

B5. ACIDO PANTOTEICO.

Se sabe que juega un papel importante en la producción de hormnoas adrenérgicas, neurotransfmisores y anticuerpos, así como en las síntesis de la vitamina D.

Se encuentra en alimentos como la ternera, las pipas de girasol, el cerdo o el pollo.

B6. PIRIDOXINA.

Resulta esencial para el metabolismo del triptófano. De esta vitamina depende el proceso para formar las vainas de mielina que rodean a las neuronas. Además regula la síntesis del neurotransmisor GABA.

El organismo se ocupa de que se conserven altos valores de esta vitamina en el cerebro, aun cuando las concentraciones en plasma son bajas, esto nos da una idea de la importancia de su papel en el sistema nervioso, presentándose problemas en el funcionamiento cerebral cuando la recaptación de esta vitamina en el cerebro es inadecuada.

B8. BIOTINA.

Se sabe que juega un papel importante para el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Se sabe que en estados carenciales de esta vitamina pueden aparecer dolores musculares, parestesias, falta de apetito y síntomas depresivos.

Se encuentra en alimentos como el pescado azul, los cereales integrales o la yema de huevo.

B9. ÁCIDO FÓLICO.

Recibe este nombre por haber sido identificado en hojas (folium=hoja) de vegetales verdes.

Es esencial en la maduración de eritrocitos (glóbulos rojos) y leucocitos (sistema inmunitario), e indispensable en el cierre del tubo neural (origen del sistema nervioso) en la fase embrionaria.

Participa en la síntesis de las sustancias que componen el ADN, por tanto es muy importante su función en la división celular.

Se encuentra en alimentos como las espinacas, las coles, las lentejas, las habas y la soja.

B12. COBALAMINA.

Esta vitamina es esencial para la función normal del metabolismo de todas las células, especialmente en el aparato digestivo, médula ósea y tejido nervioso. Participa en la formación de mielina. Por ello, es muy importante en funciones neurológicas y psicológicas normales y en la reducción del cansancio y fatiga.

Se encuentra en alimentos como la levadura de cerveza, carne, huevos, lácteos y pescado.

VITAMINA C. ÁCIDO ASCÓRBICO.

Esta vitamina es indispensable en la transformación del triptófano en serotonina y formación de noradrenalina a partir de la dopamina.

Tienen importantes acciones antioxidantes en el organismo, lo que contribuye a que no se formen placas ateroescleróticas en los vasos sanguíneos, y por tanto la prevención de infartos. También participa en la absorción del hierro intestinal, y en la síntesis de hormonas tiroideas y adrenales. Por ello, en épocas de estrés, se elimina más vitamina C por la orina.

La vitamina C junto con los betacarotenos son los que mayor protección han demostrado en lo que respecta al mantenimiento de la memoria y la capacidad de razonamiento.

Se encuentra en alimentos como el kiwi, las naranjas, los limones, las mandarinas, los tomates, los pimientos, el perejil, las espinacas, el melón y las fresas.

AutoraEmma Gil Orejudo. 

Nuevo artículo: “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”

 

Hoy, día 28 de Mayo, se celebra el Día Nacional de la Nutrición, por eso hoy mejor que nunca, os queremos dejar un artículo relacionado con la nutrición y el funcionamiento del Sistema Nervioso.

Aquí os dejamos la primera parte de este interesante artículo, escrito por nuestra gran colaboradora Emma Gil Orejudo:

“Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”
La nutrición del sistema nervioso. Parte I: Los macronutrientes.

La popular frase “eres lo que comes” es comúnmente utilizada para persuadir a las personas de que tomen una diversidad de alimentos. No solemos ponerla en relación con nuestros sistemas nerviosos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que solo el cerebro consume el 60% del requisito total diario de glucosa del organismo, puede ser interesante que nos paremos a analizar qué nutrientes necesita nuestro sistema nervioso para funcionar de manera óptima.

Estamos acostumbrados a encontrarnos en situaciones en que nuestro sistema nervioso disminuye su rendimiento por circunstancias relacionadas con la alimentación (por ejemplo la somnolencia que notamos después de una comida copiosa). Otras manifestaciones del sistema nervioso como la aparición de calambres, problemas de atención, falta de tono muscular, apatía, etc, pueden deberse a la falta de los niveles requeridos de ciertos nutrientes. Su detección y aporte puede resolver estas condiciones de forma sencilla, pero para ello hemos de estar atentos y considerar el factor nutricional como origen de multitud de signos disfuncionales del sistema nervioso.

El objetivo del presente artículo (dividido en dos partes dada la extensión del tema) trata de ofrecer información sobre los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento del sistema nervioso así como subrayar la importancia que tiene cada uno de ellos, y los alimentos donde se encuentran.

En nutrición humana se utiliza una clasificación que distingue entre macronutrientes y micronutrientes. Los macronuntrientes se caracterizan por ser los nutrientes que se necesitan en mayores cantidades y además por ser los que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismos. Por otro lado, los micronutrientes se toman en menores cantidades en los alimentos, aportando mucha menos energía; no obstante resultan imprescindibles para la correcta metabolización de todas las sustancias que necesita el organismo.

En esta primera parte del artículo se pasan a describir el oxígeno y agua como sustancias imprescindibles, así como los macronutrientes.

OXÍGENO

Aunque el oxígeno no se considere un nutriente como tal, en la actualidad se describe como pseudonutriente, ya que es imprescindible en numerosas reacciones fisiológicas del organismo.
El órgano que más aporte de oxígeno requiere es el cerebro, de hecho la privación de oxígeno durante 3 minutos puede causar muerte neuronal. El cerebro requiere el 20% del aporte total de oxígeno al organismo, que puede llegar al 40% en determinados momentos.
Para asegurar que el sistema tiene una fuente de oxígeno suficiente es recomendable estar en ambientes con una ventilación adecuada (ventana mejor que rejillas de ventilación) y libres de humo. Síntomas de que no está recibiendo suficiente oxígeno pueden ser dolor de cabeza, disminución de rendimiento intelectual, irritabilidad y signos de ansiedad.
Para que el sistema nervioso tenga un buen aporte de oxígeno, además es necesario que llegue de forma adecuada a las células a través de la sangre. La clorofila, que encontramos sobre todo en vegetales de color verde, tiene la capacidad de almacenar oxígeno en el cerebro. Además, se requiere que tanto el sistema respiratorio como el vascular mantengan su función óptima.

AGUA

Al igual que el oxígeno, el agua es considerado un pseudonutriente. El 85% del cerebro es agua (aunque parezca mentira), y el funcionamiento de las neuronas se basa, en gran medida, en el intercambio constante de líquidos. Esto nos puede dar una idea de lo importante que es una buena hidratación para el sistema nervioso.
La mejor forma de hidratarse es tomando agua, mejor que no sea solo durante las comidas, sino también entre horas en pequeñas dosis y continuadas mejor que una gran cantidad de una vez.
El agua mineral es una buena opción, ya que además es una fuente de minerales, de ahí su nombre (el apartado de minerales en el apartado de micronutrientes, en la segunda parte), siendo recomendable cambiar de marca de agua mineral ya que cada una tiene una concentración diferente de minerales.
Se recomienda un aporte de 35ml de agua por kg de peso y día en un adulto, siendo el requerimiento diario mayor para personas ancianas, niños y mujeres embarazadas.
Se puede, además de esta cantidad de agua diaria, tomar líquidos en forma de zumos, infusiones etcétera, teniendo en cuenta que éstos no sustituyan la ingesta de agua, ya que su absorción difiere.

MACRONUTRIENTES

Como se ha dicho anteriormente, son los nutrientes que se toman en mayor cantidad, y que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismo. Existen tres tipos: hidratos de carbono o glúcidos, proteínas o prótidos y ácidos grasos o lípidos.

Hidratos de carbono

La principal fuente de energía del sistema nervioso es la glucosa, que es la unidad básica de los hidratos de carbono. Como el sistema nervioso esta superespecializado en su funcionamiento, no tiene la capacidad de almacenar energía, de forma que depende del continuo aporte de glucosa a través de la sangre. Las fluctuaciones importantes de los niveles de glucosa en la sangre son muy nocivas para el sistema. Sabemos que los estados tanto de hiper como de hipoglucemia hacen disminuir la capacidad intelectual, entre otras capacidades. Por eso es muy importante mantener el nivel de glucosa en sangre lo más estable posible.

Existen tres tipos de hidratos de carbono:

• Monosacáridos o hidratos de carbono simples: glucosa, fructosa (en las frutas).

• Disacáridos o hidratos de carbono dobles: sacarosa (azúcar doméstica), lactosa (en la leche).

• Polisacáridos: (almidón: patata, arroz; fibra alimentaria: cereales integrales).

Los dos primeros tipos de hidratos de carbono, por su estructura sencilla, son absorbidos por el sistema digestivo de forma rápida, pasando al torrente sanguíneo. El páncreas segrega la hormona insulina, que ayuda a que la glucosa se entre en las células para obtener la energía que necesita. La liberación de gran cantidad de insulina como consecuencia de una ingesta de glucosa en las formas simple y doble, provoca una caída brusca de la glucemia, lo que crea cansancio repentino y disminución del rendimiento.

Los polisacáridos son absorbidos de forma más lenta debido a que su estructura más compleja requiere de hidrolización en la digestión. Esto favorece la disposición de glucosa de manera más constante y gradual.

Es importante la elección del tipo y momento de ingesta de hidratos de carbono para favorecer la estabilidad mental y emocional, y que la vulnerabilidad sea mínima.

Proteínas

Las proteínas tienen multitud de funciones metabólicas en el organismo y en concreto en el sistema nervioso, entre otras, la de vincular a las neuronas entre sí y formar neurotranmisores.

Cada proteína está formada por una cadena de aminoácidos. Existen 20 tipos de aminoácidos diferentes, de los cuales 9 son esenciales (no sintetizables por el organismo y que hay que ingerir en la dieta) y 11 no esenciales (el organismo los puede sintetizar a partir de otros compuestos). Mediante la digestión de alimentos ricos en proteínas, éstas se descomponen en los aminoácidos que las constituyen. El organismo utilizará estos aminoácidos para sintetizar las proteínas que necesite en los lugares donde se requieran.

Los aminoácidos tienen un papel imprescindible en la regulación de la actividad cerebral, ya que son imprescindibles en el metabolismo del cerebro. Los neurotransmisores están formados por aminoácidos. Para llevar a cabo la síntesis (formación) de los distintos tipos de neurotransmisores a partir de aminoácidos, es imprescindible la presencia de cantidades suficientes de ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas, minerales, oxígeno y glucosa (en condiciones de glucosa excesiva en sangre, la insulina liberada favorece el paso de aminoácidos al tejido muscular, disminuyendo los disponibles para la síntesis de neurotransmisores).
Los aminoácidos más importantes para el sistema nervioso, por su implicación para la síntesis de neurotransmisores, son los siguientes:

• Triptófano:

A partir de este aminoácido el organismo puede sintetizar la vitamina B3, muy importante para el sistema nervioso. Pero la mayor importancia de este aminoácido para el sistema nervioso es que es un precursor de la serotonina, que es un neurotransmisor asociado a la sensación de bienestar emocional, con efecto ansiolítico y en algunos casos antidepresivo. La serotonina es precursora de la hormona melatonina, implicada en la regulación de los ciclos circadianos de sueño-vigilia.

El triptófano circula en la sangre unido a otra proteína llamada albúmina, lo cual hace que no se arrastre normalmente a través de la barrera hemoatoencefálica si compiten otras proteínas. Sin embargo, cuando existe un alto nivel de insulina en sangre (por aumento de glucosa) ésta arrastra a otras proteínas a otros tejidos como el muscular, de modo que facilita el paso de triptófano a través de esta barrera. Esta es la razón por la cual una dieta rica en proteínas no aumenta el nivel de triptófano, y sin embargo sí lo facilita el aporte de hidratos de carbono.
Para el adecuado metabolismo del triptófano se requieren además niveles equilibrados de vitamina B6 y magnesio.
Los alimentos que contienen triptófano suelen ser más de origen animal que animal. Alimentos que tienen triptófano: leche, plátano, pavo, cereales integrales, avena, pipas de calabaza, garbanzos, semillas de sésamo.

• Tirosina

Es un aminoácido necesario para la síntesis de los neurotransmisores adrenalina, noradrenalina y dopamina, además de estimular la síntesis de acetilcolina, neurotransmisor que participa en procesos de memoria. Esto hace que la tirosina sea uno de los aminoácidos más importantes para el cerebro.
La tirosina puede ser sintetizada a partir de la fenilalanina, aminoácido esencial que hay que obtener directamente de la alimentación.
Alimentos que contienen fenilalanina: carne, pescados, huevo, productos lácteos, garbanzos, lentejas, cacahuetes, soja.

• Lisina

Este aminoácido resulta imprescindible en la regeneración de tejidos. Su falta provoca fatigabilidad, irritabilidad y falta de concentración.
Alimentos que contienen lisina: pescados, carnes magras, leche, huevos.

• Metionina

Interviene en la síntesis de acetilcolina. Cuando se consume con vitamina B12 tiene una aparente función antidepresiva, por su capacidad para disminuir las histaminas en sangre.
Alimentos que contienen metionina: trigo integral, cebolla, ajo, alubias.

• Ácido glutámico

Este aminoácido produce glutamina, la cual estimula la producción de GABA, neurotransmisor con funciones inhibitorias que favorece la concentración y el sueño.
Alimentos que lo contienen: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos y leche.
Alimentos que contienen ácido glutámico: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos, leche.

Otros aminoácidos que pueden relacionarse con incremento de actividad intelectual son la asparagina y la serina.

Ácidos grasos o lípidos

Los ácidos grasos tienen, entre otras, función de reserva de energía en el organismo. En el sistema nervioso forman parte de todas las membranas celulares. También compone la vaina de mielina que recubre los nervios para aumentar su conductancia. Además son necesarios para la formación de sustancias indispensables para el cerebro, entre ellos los neurotransmisores. El cerebro está compuesto por una gran cantidad de grasa en su estructura que no se metaboliza ni siquiera en periodos de largo ayuno.

Los ácidos grasos se clasifican según su estructura química en dos tipos: grasas insaturadas y grasas saturadas.

Las grasas insaturadas se llaman así por tener dobles enlaces en su estructura química. De dividen a su vez en monoinsaturadas y poliinsaturadas.

Las grasas monoinsaturadas tienen una insaturación en su estructura química. La principal es el ácido oleico que se encuentra en el aceite de oliva. Es beneficioso porque disminuye los niveles de LDL (colesterol “malo”) y aumenta el HDL (colesterol “bueno”).

Las grasas poliinsaturadas tienen dos o más insaturaciones en su estructura. La grasa que compone la estructura cerebral está compuesta en su mayoría por grasas poliinsaturadas. Dentro de estas, las grasas de mayor relevancia para el sistema nervioso son los llamados ácidos grasos omega 3 y omega 6, que son esenciales (el organismo no los puede sintetizar, y han de obtenerse a través de la dieta).

Dentro de los ácidos omega 3 se distinguen tres tipos: alfa-linoléico (de cadena corta, con capacidad para disminuir el nivel de triglicéridos); el eicosapentanoico (EPA) y docosopentatoico (DHA), estos dos últimos de cadena larga. Hay muchos datos que apoyan el hecho de que los ácidos grasos omega 3 de cadena larga reducen el riesgo de sufrir ictus. Además, al formar parte de las membranas celulares de las neuronas, alteran la disponibilidad de neurotransmisores, modula las moléculas de transducción de señales y afecta a la sinaptogénesis y a la diferenciación neuronal. El alfa linleico está contenido en los aceites de linaza, soja y nueces, mientras que los de cadena larga los encontramos sobre todo en pescados criados en libertad de movimiento.

En cuanto a los ácidos grasos omega 6, los principales para el organismos son el ácido linoleico y el araquidónico. Ambos son necesarios para el sistema nervioso ya que componen en parte las membranas de las células del cerebro. Alimentos que contienen ácido linoleico son nueces, espinacas, lentejas, aceites de cacahuete, soja y pepitas de uva.

Las grasas saturadas se llamas así porque en su estructura química no tienen ningún doble enlace o insaturación. Su consume se relaciona con aumento de los niveles de colesterol (en concreto LDL o colesterol “malo”, llamado así porque se deposita en las arterias aumentando el riesgo de patología vascular). Este tipo de grasas se encuentra en alimentos de origen animal como carnes, leche entera y ciertos derivados de lácteos. Estos alimentos sin embargo, nos aportan otros nutrientes muy útiles para el organismo, por lo que no hay que prescidir de ellos sin controlar su consumo.

Emma Gil Orejudo: emma_g10@yahoo.es

Si te ha parecido interesante, no te pierdas la segunda parte:

“MICRONUTRIENTES (VITAMINAS Y MINERALES)”

Fuente imagen: http://audioshoyleoparavos.blogspot.com.es/2013/08/alimente-su-cerebro-para-que-no-se.html

ARTÍCULO: PARTE II: “La nutrición del Sistema Nervioso. Los micronutrientes: las VITAMINAS”.

En la primera parte del artículo “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”, describíamos la división de los nutrientes en macro y micronutrientes. En esta parte nos centraremos en las vitaminas, que forman parte de los micronutrientes.

La próxima semana, publicaremos la última parte de estos tres grandes artículos, elaborados porEmma Gil Orejudo. No os perdáis el último artículo, donde se hablará de los minerales.

Aquí os dejamos el artículo de esta semana:

Los micronutrientes se describen como elementos reguladores de las reacciones metabólicas del organismo, que en algunos casos, tienen una función estructural y que no aportan energía, aunque sí intervienen en las reacciones metabólicas para obtenerla. Además se caracteriza por estar presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo.

Los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Vamos a hablar en este artículo de lasVITAMINAS.

http://www.sanasana.com/latinohealthmagazine/vitaminas-para-el-cerebro/

VITAMINAS.

Son sustancias orgánicas presentes en el organismo en cantidades muy pequeñas, necesarios para su funcionamiento y que participan de forma directa en todos los procesos metabólicos de la nutrición humana. La agrupación de estas sustancias bajo el nombre de vitaminas no es porque comparten una similitud química.

La ausencia de vitaminas en la alimentación provoca estados carenciales, con trastornos específicos muy importantes, de lo cual procede el término vitamina (originalmente se les consideraba aminoácidos vitales).

Nuestro organismo no es capaz de sintetizar la mayoría de ellas, por lo que ha de abstenerse a través de la alimentación.

En la primera nomenclatura de las vitaminas de le fue asignado con una letra del abecedario. En la actualidad, se tiene a nombrarlas con su nombre químico (cuando se conoce su fórmula).

Las vitaminas suelen clasificarse en dos grupos por su solubilidad, que determina su presencia y distribución en líquidos corporales, capacidad de almacenamiento en los tejidos y eliminación del organismo. De este modo, se clasifican en:

Hidrosolubles: son solubles en agua, lo que implica que se almacenan en menor medida, en el organismo, por lo que se requieren fuentes constantes de ellas. Las vitaminas hidrosulubles son todas las del complejo B y la vitamina C.

Liposolubles: se disuelven en la grasa, lo que hace que se almacenen en el organismo (en hígado y tejidos grasos sobre todo), lo cual aumenta su disponibilidad, pero también su sobredosificación, lo cual resulta dañino para el organismo. Las vitaminas A, E, D y K son liposolubles.

En cuanto a la relación de las vitaminas con el sistema nervioso, al estar todas involucradas en las reacciones metabólicas, de forma directa o indirecta, todas las vitaminas son necesarias para un adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

A continuación se describen las vitaminas relacionadas de forma más directa con el sistema nervioso, así como algunos alimentos ricos en dicha vitamina.

VITAMINA A. RETINOL

Sus funciones en lo que implica al sistema nervioso están relacionadas con la visión, ya que lavitamina A es imprescindible para que la energía de la luz se transforme en impulsos nerviosos (transducción), proceso que tiene lugar en la retina del ojo, de ahí el nombre de esta vitamina.

También es imprescindible para procesos de división celular y crecimiento, así como para el sistema inmune y la piel.

Sólo se encuentra en alimentos de origen animgal: hígado, mantequilla , queso. Algunos vegetales contienen carotenoides (precursores de la vitamina A), como algas, menta, perejil, zanahorias, espinacas, remolacha, col, albaricoques, brócoli, melón.

COMPLEJO DE VITAMINAS B.

Este grupo desempeña muchas funciones en reacciones metabólicas a nivel cerebral, por lo que se las conoce como “vitaminas para los nervios”.

B1. TIAMINA.

Es necesaria para el metabolismo de las grasas, proteínas, ácidos nucleicos, y carbohidratos, todos ellos importantes para el sistema nervioso.

Además interviene en la conducción de impulsos nerviosos. Una disminución del 20% de tiamina causa graves alteraciones en las funciones del sistema nervioso. Como debilidad muscular, ausencia de reflejos, parálisis periférica, o síntomas depresivos.

Se encuentran en prácticamente todos los alimentos de origen animal y vegetal, especialmente en el pollo, cerdo, pescado, patata y cereales integrales.

B2. RIVOFLAVINA.

Esta vitamina es requerida para la producción de los glóbulos rojos (transporte de oxígeno) y anticuerpos (sistema inmunitario), respiración celular y crecimiento. Ayuda en el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Facilita la utilización de oxígeno en los tejidos y la absorción de hierro, de modo que contribuye al mantenimiento del sistema nervisoso, la redución del cansancio y la disminución del estrés. Se ha documentado ayuda en casos de migraña.

Se encuentra en alimentos como el hígado, la leche, las almendras y los cereales.

B3. NIACINA.

La niacina contribuye a la síntesis de neurotransmisores, esteroides y hormonas tróficas. Es importante para la formación de glóbulos rojos y contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso, teniendo además funciones neuroprotectoras.

Se encuentra en alimentos como la levadura, cígala, atún o pimentón.

B5. ACIDO PANTOTEICO.

Se sabe que juega un papel importante en la producción de hormnoas adrenérgicas, neurotransfmisores y anticuerpos, así como en las síntesis de la vitamina D.

Se encuentra en alimentos como la ternera, las pipas de girasol, el cerdo o el pollo.

B6. PIRIDOXINA.

Resulta esencial para el metabolismo del triptófano. De esta vitamina depende el proceso para formar las vainas de mielina que rodean a las neuronas. Además regula la síntesis del neurotransmisor GABA.

El organismo se ocupa de que se conserven altos valores de esta vitamina en el cerebro, aun cuando las concentraciones en plasma son bajas, esto nos da una idea de la importancia de su papel en el sistema nervioso, presentándose problemas en el funcionamiento cerebral cuando la recaptación de esta vitamina en el cerebro es inadecuada.

B8. BIOTINA.

Se sabe que juega un papel importante para el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Se sabe que en estados carenciales de esta vitamina pueden aparecer dolores musculares, parestesias, falta de apetito y síntomas depresivos.

Se encuentra en alimentos como el pescado azul, los cereales integrales o la yema de huevo.

B9. ÁCIDO FÓLICO.

Recibe este nombre por haber sido identificado en hojas (folium=hoja) de vegetales verdes.

Es esencial en la maduración de eritrocitos (glóbulos rojos) y leucocitos (sistema inmunitario), e indispensable en el cierre del tubo neural (origen del sistema nervioso) en la fase embrionaria.

Participa en la síntesis de las sustancias que componen el ADN, por tanto es muy importante su función en la división celular.

Se encuentra en alimentos como las espinacas, las coles, las lentejas, las habas y la soja.

B12. COBALAMINA.

Esta vitamina es esencial para la función normal del metabolismo de todas las células, especialmente en el aparato digestivo, médula ósea y tejido nervioso. Participa en la formación de mielina. Por ello, es muy importante en funciones neurológicas y psicológicas normales y en la reducción del cansancio y fatiga.

Se encuentra en alimentos como la levadura de cerveza, carne, huevos, lácteos y pescado.

VITAMINA C. ÁCIDO ASCÓRBICO.

Esta vitamina es indispensable en la transformación del triptófano en serotonina y formación de noradrenalina a partir de la dopamina.

Tienen importantes acciones antioxidantes en el organismo, lo que contribuye a que no se formen placas ateroescleróticas en los vasos sanguíneos, y por tanto la prevención de infartos. También participa en la absorción del hierro intestinal, y en la síntesis de hormonas tiroideas y adrenales. Por ello, en épocas de estrés, se elimina más vitamina C por la orina.

La vitamina C junto con los betacarotenos son los que mayor protección han demostrado en lo que respecta al mantenimiento de la memoria y la capacidad de razonamiento.

Se encuentra en alimentos como el kiwi, las naranjas, los limones, las mandarinas, los tomates, los pimientos, el perejil, las espinacas, el melón y las fresas.

Autora: Emma Gil Orejudo. 

 

Artículo: “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”

Hoy Jueves, os queremos dejar la primera parte de una colección de artículos, escritos por nuestra gran colaboradora Emma Gil Orejudo. Aquí tenéis la primera parte:

“Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”
La nutrición del sistema nervioso. Parte I: Los macronutrientes.

La popular frase “eres lo que comes” es comúnmente utilizada para persuadir a las personas de que tomen una diversidad de alimentos. No solemos ponerla en relación con nuestros sistemas nerviosos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que solo el cerebro consume el 60% del requisito total diario de glucosa del organismo, puede ser interesante que nos paremos a analizar qué nutrientes necesita nuestro sistema nervioso para funcionar de manera óptima.

Estamos acostumbrados a encontrarnos en situaciones en que nuestro sistema nervioso disminuye su rendimiento por circunstancias relacionadas con la alimentación (por ejemplo la somnolencia que notamos después de una comida copiosa). Otras manifestaciones del sistema nervioso como la aparición de calambres, problemas de atención, falta de tono muscular, apatía, etc, pueden deberse a la falta de los niveles requeridos de ciertos nutrientes. Su detección y aporte puede resolver estas condiciones de forma sencilla, pero para ello hemos de estar atentos y considerar el factor nutricional como origen de multitud de signos disfuncionales del sistema nervioso.

El objetivo del presente artículo (dividido en dos partes dada la extensión del tema) trata de ofrecer información sobre los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento del sistema nervioso así como subrayar la importancia que tiene cada uno de ellos, y los alimentos donde se encuentran.

En nutrición humana se utiliza una clasificación que distingue entre macronutrientes ymicronutrientes. Los macronuntrientes se caracterizan por ser los nutrientes que se necesitan en mayores cantidades y además por ser los que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismos. Por otro lado, los micronutrientes se toman en menores cantidades en los alimentos, aportando mucha menos energía; no obstante resultan imprescindibles para la correcta metabolización de todas las sustancias que necesita el organismo.

En esta primera parte del artículo se pasan a describir el oxígeno y agua como sustancias imprescindibles, así como los macronutrientes.

OXÍGENO

Aunque el oxígeno no se considere un nutriente como tal, en la actualidad se describe como pseudonutriente, ya que es imprescindible en numerosas reacciones fisiológicas del organismo.
El órgano que más aporte de oxígeno requiere es el cerebro, de hecho la privación de oxígeno durante 3 minutos puede causar muerte neuronal. El cerebro requiere el 20% del aporte total de oxígeno al organismo, que puede llegar al 40% en determinados momentos.
Para asegurar que el sistema tiene una fuente de oxígeno suficiente es recomendable estar en ambientes con una ventilación adecuada (ventana mejor que rejillas de ventilación) y libres de humo. Síntomas de que no está recibiendo suficiente oxígeno pueden ser dolor de cabeza, disminución de rendimiento intelectual, irritabilidad y signos de ansiedad.
Para que el sistema nervioso tenga un buen aporte de oxígeno, además es necesario que llegue de forma adecuada a las células a través de la sangre. La clorofila, que encontramos sobre todo en vegetales de color verde, tiene la capacidad de almacenar oxígeno en el cerebro. Además, se requiere que tanto el sistema respiratorio como el vascular mantengan su función óptima.

AGUA

Al igual que el oxígeno, el agua es considerado un pseudonutriente. El 85% del cerebro es agua (aunque parezca mentira), y el funcionamiento de las neuronas se basa, en gran medida, en el intercambio constante de líquidos. Esto nos puede dar una idea de lo importante que es una buena hidratación para el sistema nervioso.
La mejor forma de hidratarse es tomando agua, mejor que no sea solo durante las comidas, sino también entre horas en pequeñas dosis y continuadas mejor que una gran cantidad de una vez.
El agua mineral es una buena opción, ya que además es una fuente de minerales, de ahí su nombre (el apartado de minerales en el apartado de micronutrientes, en la segunda parte), siendo recomendable cambiar de marca de agua mineral ya que cada una tiene una concentración diferente de minerales.
Se recomienda un aporte de 35ml de agua por kg de peso y día en un adulto, siendo el requerimiento diario mayor para personas ancianas, niños y mujeres embarazadas.
Se puede, además de esta cantidad de agua diaria, tomar líquidos en forma de zumos, infusiones etcétera, teniendo en cuenta que éstos no sustituyan la ingesta de agua, ya que su absorción difiere.

MACRONUTRIENTES

Como se ha dicho anteriormente, son los nutrientes que se toman en mayor cantidad, y que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismo. Existen tres tipos: hidratos de carbono o glúcidos, proteínas o prótidos y ácidos grasos o lípidos.

Hidratos de carbono

La principal fuente de energía del sistema nervioso es la glucosa, que es la unidad básica de los hidratos de carbono. Como el sistema nervioso esta superespecializado en su funcionamiento, no tiene la capacidad de almacenar energía, de forma que depende del continuo aporte de glucosa a través de la sangre. Las fluctuaciones importantes de los niveles de glucosa en la sangre son muy nocivas para el sistema. Sabemos que los estados tanto de hiper como de hipoglucemia hacen disminuir la capacidad intelectual, entre otras capacidades. Por eso es muy importante mantener el nivel de glucosa en sangre lo más estable posible.

Existen tres tipos de hidratos de carbono:

• Monosacáridos o hidratos de carbono simples: glucosa, fructosa (en las frutas).

• Disacáridos o hidratos de carbono dobles: sacarosa (azúcar doméstica), lactosa (en la leche).

• Polisacáridos: (almidón: patata, arroz; fibra alimentaria: cereales integrales).

Los dos primeros tipos de hidratos de carbono, por su estructura sencilla, son absorbidos por el sistema digestivo de forma rápida, pasando al torrente sanguíneo. El páncreas segrega la hormona insulina, que ayuda a que la glucosa se entre en las células para obtener la energía que necesita. La liberación de gran cantidad de insulina como consecuencia de una ingesta de glucosa en las formas simple y doble, provoca una caída brusca de la glucemia, lo que crea cansancio repentino y disminución del rendimiento.

Los polisacáridos son absorbidos de forma más lenta debido a que su estructura más compleja requiere de hidrolización en la digestión. Esto favorece la disposición de glucosa de manera más constante y gradual.

Es importante la elección del tipo y momento de ingesta de hidratos de carbono para favorecer la estabilidad mental y emocional, y que la vulnerabilidad sea mínima.

Proteínas

Las proteínas tienen multitud de funciones metabólicas en el organismo y en concreto en el sistema nervioso, entre otras, la de vincular a las neuronas entre sí y formar neurotranmisores.

Cada proteína está formada por una cadena de aminoácidos. Existen 20 tipos de aminoácidos diferentes, de los cuales 9 son esenciales (no sintetizables por el organismo y que hay que ingerir en la dieta) y 11 no esenciales (el organismo los puede sintetizar a partir de otros compuestos). Mediante la digestión de alimentos ricos en proteínas, éstas se descomponen en los aminoácidos que las constituyen. El organismo utilizará estos aminoácidos para sintetizar las proteínas que necesite en los lugares donde se requieran.

Los aminoácidos tienen un papel imprescindible en la regulación de la actividad cerebral, ya que son imprescindibles en el metabolismo del cerebro. Los neurotransmisores están formados por aminoácidos. Para llevar a cabo la síntesis (formación) de los distintos tipos de neurotransmisores a partir de aminoácidos, es imprescindible la presencia de cantidades suficientes de ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas, minerales, oxígeno y glucosa (en condiciones de glucosa excesiva en sangre, la insulina liberada favorece el paso de aminoácidos al tejido muscular, disminuyendo los disponibles para la síntesis de neurotransmisores).
Los aminoácidos más importantes para el sistema nervioso, por su implicación para la síntesis de neurotransmisores, son los siguientes:

• Triptófano:

A partir de este aminoácido el organismo puede sintetizar la vitamina B3, muy importante para el sistema nervioso. Pero la mayor importancia de este aminoácido para el sistema nervioso es que es un precursor de la serotonina, que es un neurotransmisor asociado a la sensación de bienestar emocional, con efecto ansiolítico y en algunos casos antidepresivo. La serotonina es precursora de la hormona melatonina, implicada en la regulación de los ciclos circadianos de sueño-vigilia.

El triptófano circula en la sangre unido a otra proteína llamada albúmina, lo cual hace que no se arrastre normalmente a través de la barrera hemoatoencefálica si compiten otras proteínas. Sin embargo, cuando existe un alto nivel de insulina en sangre (por aumento de glucosa) ésta arrastra a otras proteínas a otros tejidos como el muscular, de modo que facilita el paso de triptófano a través de esta barrera. Esta es la razón por la cual una dieta rica en proteínas no aumenta el nivel de triptófano, y sin embargo sí lo facilita el aporte de hidratos de carbono.
Para el adecuado metabolismo del triptófano se requieren además niveles equilibrados de vitamina B6 y magnesio.
Los alimentos que contienen triptófano suelen ser más de origen animal que animal. Alimentos que tienen triptófano: leche, plátano, pavo, cereales integrales, avena, pipas de calabaza, garbanzos, semillas de sésamo.

• Tirosina

Es un aminoácido necesario para la síntesis de los neurotransmisores adrenalina, noradrenalina y dopamina, además de estimular la síntesis de acetilcolina, neurotransmisor que participa en procesos de memoria. Esto hace que la tirosina sea uno de los aminoácidos más importantes para el cerebro.
La tirosina puede ser sintetizada a partir de la fenilalanina, aminoácido esencial que hay que obtener directamente de la alimentación.
Alimentos que contienen fenilalanina: carne, pescados, huevo, productos lácteos, garbanzos, lentejas, cacahuetes, soja.

• Lisina

Este aminoácido resulta imprescindible en la regeneración de tejidos. Su falta provoca fatigabilidad, irritabilidad y falta de concentración.
Alimentos que contienen lisina: pescados, carnes magras, leche, huevos.

• Metionina

Interviene en la síntesis de acetilcolina. Cuando se consume con vitamina B12 tiene una aparente función antidepresiva, por su capacidad para disminuir las histaminas en sangre.
Alimentos que contienen metionina: trigo integral, cebolla, ajo, alubias.

• Ácido glutámico

Este aminoácido produce glutamina, la cual estimula la producción de GABA, neurotransmisor con funciones inhibitorias que favorece la concentración y el sueño.
Alimentos que lo contienen: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos y leche.
Alimentos que contienen ácido glutámico: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos, leche.

Otros aminoácidos que pueden relacionarse con incremento de actividad intelectual son la asparagina y la serina.

Ácidos grasos o lípidos

Los ácidos grasos tienen, entre otras, función de reserva de energía en el organismo. En el sistema nervioso forman parte de todas las membranas celulares. También compone la vaina de mielina que recubre los nervios para aumentar su conductancia. Además son necesarios para la formación de sustancias indispensables para el cerebro, entre ellos los neurotransmisores. El cerebro está compuesto por una gran cantidad de grasa en su estructura que no se metaboliza ni siquiera en periodos de largo ayuno.

Los ácidos grasos se clasifican según su estructura química en dos tipos: grasas insaturadas y grasas saturadas.

Las grasas insaturadas se llaman así por tener dobles enlaces en su estructura química. De dividen a su vez en monoinsaturadas y poliinsaturadas.

Las grasas monoinsaturadas tienen una insaturación en su estructura química. La principal es el ácido oleico que se encuentra en el aceite de oliva. Es beneficioso porque disminuye los niveles de LDL (colesterol “malo”) y aumenta el HDL (colesterol “bueno”).

Las grasas poliinsaturadas tienen dos o más insaturaciones en su estructura. La grasa que compone la estructura cerebral está compuesta en su mayoría por grasas poliinsaturadas. Dentro de estas, las grasas de mayor relevancia para el sistema nervioso son los llamados ácidos grasos omega 3 y omega 6, que son esenciales (el organismo no los puede sintetizar, y han de obtenerse a través de la dieta).

Dentro de los ácidos omega 3 se distinguen tres tipos: alfa-linoléico (de cadena corta, con capacidad para disminuir el nivel de triglicéridos); el eicosapentanoico (EPA) y docosopentatoico (DHA), estos dos últimos de cadena larga. Hay muchos datos que apoyan el hecho de que los ácidos grasos omega 3 de cadena larga reducen el riesgo de sufrir ictus. Además, al formar parte de las membranas celulares de las neuronas, alteran la disponibilidad de neurotransmisores, modula las moléculas de transducción de señales y afecta a la sinaptogénesis y a la diferenciación neuronal. El alfa linleico está contenido en los aceites de linaza, soja y nueces, mientras que los de cadena larga los encontramos sobre todo en pescados criados en libertad de movimiento.

En cuanto a los ácidos grasos omega 6, los principales para el organismos son el ácido linoleico y el araquidónico. Ambos son necesarios para el sistema nervioso ya que componen en parte las membranas de las células del cerebro. Alimentos que contienen ácido linoleico son nueces, espinacas, lentejas, aceites de cacahuete, soja y pepitas de uva.

Las grasas saturadas se llamas así porque en su estructura química no tienen ningún doble enlace o insaturación. Su consume se relaciona con aumento de los niveles de colesterol (en concreto LDL o colesterol “malo”, llamado así porque se deposita en las arterias aumentando el riesgo de patología vascular). Este tipo de grasas se encuentra en alimentos de origen animal como carnes, leche entera y ciertos derivados de lácteos. Estos alimentos sin embargo, nos aportan otros nutrientes muy útiles para el organismo, por lo que no hay que prescidir de ellos sin controlar su consumo.

Emma Gil Orejudo: emma_g10@yahoo.es

Si te ha parecido interesante, no te pierdas la segunda parte:

“MICRONUTRIENTES (VITAMINAS Y MINERALES)”

Fuente imagen: http://audioshoyleoparavos.blogspot.com.es/2013/08/alimente-su-cerebro-para-que-no-se.html

Artículo: FUNCIÓN DE LAS VÍAS EFERENTES

Esta vez, os queremos dejar un artículo muy completo escrito por profesionales que se dedican y llevan muchos años trabajando en el campo de la rehabilitación neurológica.

Un artículo, conciso, claro y a la vez muy completo de la FUNCIÓN DE LAS VÍAS EFERENTES.

Es un placer poder publicar este artículo. Muchas gracias compañeras por vuestra colaboración.


 

FUNCIÓN DE LAS VÍAS EFERENTES.

Las vías motóricas o eferentes se dividen en:

Mediales:

Retículoespinal.

                        -Vestíbuloespinal.

Laterales:

-Rubroespinal.

                        -Corticoespinal.

Además, hay otras dos vías que están en estudio que son la tectoespinal y la olivoespinal.

Dibujo5

1. Vía retículoespinal:

a.Retículoespinal medial o pontino (formación reticular): facilita a los músculos antigravitatorios.

   b.Retículoespinal lateralo bulbar (formación bulbar): facilita a los músculos flexores.

Estos dos tractos actúan como antagonistas, siendo el pontino excitador y el bulbar inhibidor de las motoneuronas alfa y gamma.

El haz pontino es excitatorio de los músculos antigravitarios y el haz bulbar inhibe la activación de los músculos antigravitarios, por lo que nos aporta la base para el tono postural, por tanto en condiciones normales los músculos del cuerpo no están anormalmente tensos.

Además, como son controlados por áreas superiores del encéfalo se puede anular el haz bulbar para poder ponerse en bipedestación o en determinadas áreas corporales para poder realizar ciertas actividades, es decir es el responsable del ajuste postural anticipatorio (Feed-forward) y del control de los automatismos del movimiento voluntario gracias a sus eferencias de otras vías.

Además, estimula el Sistema Ascendente Reticular de alarma (S.A.R.A.) y el ciclo vigilia sueño. Las zonas diana para conseguir mayor acceso a estas vías para el tratamiento son: tronco inferior, cintura pélvica, miembros inferiores (mmii), tobillo, muñecas y cara.

  1. Vestíbulo espinal (bulbo raquídeo):

a.Vestíbulo espinal medial: activa cuello y parte superior de tronco, excitando e inhibiendo para posicionar correctamente la cabeza.

b.Vestíbulo espinal lateral: activa la musculatura antigravitatoria e inhibe los flexores, se encarga de las reacciones de balance, músculos oculares, arcos de los pies y mano.

Para estimular esta vía de forma específica, lo podemos realizar con movimiento de columna y cabeza, trabajando los pies como entrada sensitiva y como actividad buscando extensión y monopedestación. Si se afecta la vía vestibular el paciente está totalmente con un patrón flexor.

3. Vía rubroespinal (mesencéfalo):

Facilita la musculatura flexora sobretodo de tronco superior, cintura escapular, miembros superiores y caderas.

4. Vía corticoespinal (circunvolución precentral):

a.Medial: controla musculatura del cuello, hombros y tronco superior.

      b.Lateral: controla musculatura de la boca, manos y pies.

Para estimular esta vía, se puede trabajar tanto el pie como la mano facilitando la activación de los intrínsecos y buscando movimiento selectivos, reintroduciendo la mano en el esquema corporal.

Si se afecta la vía corticoespinal, aparece un patrón total siempre que busques un movimiento de la mano, ya que no consigue inhibir la sinergia del movimiento y a la vez no permite que los antagonistas controlen el movimiento.

5.Via tectoespinal:

Se encarga de los movimientos posturales reflejos en respuesta a estímulos visuales.

6.Via olivoespinal:

Coordinación motora entre  cabeza y miembros superiores.

Autoras del artículo:

Paula Bosch Olías. Fisioterapeuta y Terapeuta Ocupacional. paula_bosch_olias@hotmail.com 

Marina Furtado Camargo. Fisioterapeuta. fcmarina@hotmail.com

Noelia Díaz López. Fisioterapeuta. noelia.diazlopez86@gmail.com 

 

ARTÍCULO: PARTE III: “La nutrición del sistema nervioso. Los micronutrientes: los MINERALES”.

Recordemos que en los dos artículos anteriores de “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”, vimos los macronutrientes y dentro de los micronutrientes, a las vitaminas.

Esta semana, os dejamos el último artículo elaborado por Emma Gil Orejudo, donde veremos los MINERALES. 

Recordemos que los micronutrientes se describen como elementos reguladores de las reacciones metabólicas del organismo, que en algunos casos, tienen una función estructural y que no aportan energía, aunque sí intervienen en las reacciones metabólicas para obtenerla. Además se caracteriza por estar presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo.

Los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Vamos a hablar en este artículo de los MINERALES. 

http://www.desdeelpie.com.ar/index.php/prensa-y-noticias/181-salud-los-minerales-alimentacion-balanceada

MINERALES.

Entre las sustancias que intervienen en los fenómenos bioquímicos de los organismos hay un grupo de elementos minerales que son indispensables en numerosas funciones biológicas. Son parte de las estructuras somáticas y participan en tejidos y líquidos corporales, y a la vez facilitan el equilibrio electrolítico, activan reacciones bioquímicas y facilitan la transmisión nerviosa.

Existe una clasificación de los minerales en nutrición, en función de la cantidad diaria requerida. A los que se requiere cantidades mayores se les denomina macrominerales, y son el calcio, el fósforo, el magnesio, el sodio y el potasio, entre otros. A los que se requiere en menores cantidades se les denomina microminerales, minerales traza u oligoelementos. Son el hierro, el zinc, el yodo y el cobre, entre otros.

CALCIO.

Es el elemento mineral más abundante en el cuerpo, debido a su presencia en la estructura ósea.

En cuanto al sistema nervioso, su papel es muy importante ya que actúa en la liberación de neurotransmisores y es imprescindible para la correcta transmisión de la información a lo largo del sistema nervioso. También tiene un papel potenciador del aprendizaje.

Se encuentra en alimentos como la leche, los productos lácteos, los higos, las nueces, las legumbres y los copos de avena.

MAGNESIO.

Este mineral es necesario para el funcionamiento de enzimas que intervienen en la formación de neurotransmisores. Reduce el cansancio y la fatiga, y potencia un funcionamiento psicológico normal. Su déficit puede ocasionar síntomas depresivos, nerviosismo e irritabilidad.

Se encuentra en alimentos como los frutos secos, los garbanzos o las judías.

SODIO.

De extrema importancia para numerosos procesos metabólicos del cerebro y todo el organismo, en circunstancias en que el organismo sufre una pérdida masiva de sodio, esto puede causar daño en determinadas sustancias del tronco cerebral e incluso comprometer la vida.

Se encuentra en alimentos como la sal común (cloruro sódico).

POTASIO.

Es muy importante para la transmisión de mensajes entre neuronas. Además favorece la circulación, también del cerebro, ya que dilata los vasos sanguíneos.

Se encuentra en el plátano, el albaricoque, las alcachofas y las nueces.

FÓSFORO. 

Desempeña un papel fundamental en el metabolismo energético, ya que sus funciones son de transporte, almacenamiento y utilización de la energía procedente de la alimentación. Interviene a nivel de neurotransmisores.

Se encuentra en alimentos como el bacalao, las almejas, los berberechos, las cigalas y los langostinos.

HIERRO.

Este mineral es absolutamente imprescindible para todo el organismo ya que forma parte de los glóbulos rojos, encargados del transporte del oxígeno por todo el cuerpo. Su déficit disminuye la capacidad de concentración y memoria, así como el rendimiento físico, aumentando la sensación de cansancio.

Se encuentra en alimentos como las almejas, los berberechos, las carnes rojas, los pistachos y las lentejas.

ZINC.

Interviene en más de cien reacciones bioquímicas del organismo humano., además de proteger de la acción de los radicales libre.

Su déficit contribuye a la aparición de síntomas depresivos, problemas de aprendizaje e hiperactividad.

Se encuentra en alimentos como las almendras, el yogur y los cereales.

YODO.

Es un importante antioxidante para el organismo. Además de componente de la hormona tiroidea.

Se encuentra en alimentos como la carne, el pescado, la leche y los productos lácteos.

Después de haber descrito los nutriente más importantes del sistema nervioso, sus funciones en el organismo y las consecuencias que pueden tener sus carencias, subrayamos la importancia de un buen control de la nutrición, observando si en el fondo de un determinado síntoma resistente no puede haber un problema que se resuelva con el nutriente apropiado y que facilite al organismo y al sistema nervioso en particular todo lo que necesita para su óptimo funcionamiento, sea cual sea su condición de inicio.

Esperamos que os hayan gustado estos tres artículos elaborados por Emma Gil Orejudo. Muchas gracias Emma por tu gran colaboración!.

ARTÍCULO: PARTE II: «La nutrición del sistema nervioso. Los micronutrientes: las VITAMINAS».

En la primera parte del artículo «Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso», describíamos la división de los nutrientes en macro y micronutrientes. En esta parte nos centraremos en las vitaminas, que forman parte de los micronutrientes.

La próxima semana, publicaremos la última parte de estos tres grandes artículos, elaborados por Emma Gil Orejudo. No os perdáis el último artículo, donde se hablará de los minerales.

Aquí os dejamos el artículo de esta semana:

Los micronutrientes se describen como elementos reguladores de las reacciones metabólicas del organismo, que en algunos casos, tienen una función estructural y que no aportan energía, aunque sí intervienen en las reacciones metabólicas para obtenerla. Además se caracteriza por estar presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo.

Los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Vamos a hablar en este artículo de las VITAMINAS.

http://www.sanasana.com/latinohealthmagazine/vitaminas-para-el-cerebro/

VITAMINAS.

Son sustancias orgánicas presentes en el organismo en cantidades muy pequeñas, necesarios para su funcionamiento y que participan de forma directa en todos los procesos metabólicos de la nutrición humana. La agrupación de estas sustancias bajo el nombre de vitaminas no es porque comparten una similitud química.

La ausencia de vitaminas en la alimentación provoca estados carenciales, con trastornos específicos muy importantes, de lo cual procede el término vitamina (originalmente se les consideraba aminoácidos vitales).

Nuestro organismo no es capaz de sintetizar la mayoría de ellas, por lo que ha de abstenerse a través de la alimentación.

En la primera nomenclatura de las vitaminas de le fue asignado con una letra del abecedario. En la actualidad, se tiene a nombrarlas con su nombre químico (cuando se conoce su fórmula).

Las vitaminas suelen clasificarse en dos grupos por su solubilidad, que determina su presencia y distribución en líquidos corporales, capacidad de almacenamiento en los tejidos y eliminación del organismo. De este modo, se clasifican en:

Hidrosolubles: son solubles en agua, lo que implica que se almacenan en menor medida, en el organismo, por lo que se requieren fuentes constantes de ellas. Las vitaminas hidrosulubles son todas las del complejo B y la vitamina C.

Liposolubles: se disuelven en la grasa, lo que hace que se almacenen en el organismo (en hígado y tejidos grasos sobre todo), lo cual aumenta su disponibilidad, pero también su sobredosificación, lo cual resulta dañino para el organismo. Las vitaminas A, E, D y K son liposolubles.

En cuanto a la relación de las vitaminas con el sistema nervioso, al estar todas involucradas en las reacciones metabólicas, de forma directa o indirecta, todas las vitaminas son necesarias para un adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

A continuación se describen las vitaminas relacionadas de forma más directa con el sistema nervioso, así como algunos alimentos ricos en dicha vitamina.

VITAMINA A. RETINOL

Sus funciones en lo que implica al sistema nervioso están relacionadas con la visión, ya que la vitamina A es imprescindible para que la energía de la luz se transforme en impulsos nerviosos (transducción), proceso que tiene lugar en la retina del ojo, de ahí el nombre de esta vitamina.

También es imprescindible para procesos de división celular y crecimiento, así como para el sistema inmune y la piel.

Sólo se encuentra en alimentos de origen animgal: hígado, mantequilla , queso. Algunos vegetales contienen carotenoides (precursores de la vitamina A), como algas, menta, perejil, zanahorias, espinacas, remolacha, col, albaricoques, brócoli, melón.

COMPLEJO DE VITAMINAS B.

Este grupo desempeña muchas funciones en reacciones metabólicas a nivel cerebral, por lo que se las conoce como «vitaminas para los nervios».

B1. TIAMINA.

Es necesaria para el metabolismo de las grasas, proteínas, ácidos nucleicos, y carbohidratos, todos ellos importantes para el sistema nervioso.

Además interviene en la conducción de impulsos nerviosos. Una disminución del 20% de tiamina causa graves alteraciones en las funciones del sistema nervioso. Como debilidad muscular, ausencia de reflejos, parálisis periférica, o síntomas depresivos.

Se encuentran en prácticamente todos los alimentos de origen animal y vegetal, especialmente en el pollo, cerdo, pescado, patata y cereales integrales.

B2. RIVOFLAVINA.

Esta vitamina es requerida para la producción de los glóbulos rojos (transporte de oxígeno) y anticuerpos (sistema inmunitario), respiración celular y crecimiento. Ayuda en el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Facilita la utilización de oxígeno en los tejidos y la absorción de hierro, de modo que contribuye al mantenimiento del sistema nervisoso, la redución del cansancio y la disminución del estrés. Se ha documentado ayuda en casos de migraña.

Se encuentra en alimentos como el hígado, la leche, las almendras y los cereales.

B3. NIACINA.

La niacina contribuye a la síntesis de neurotransmisores, esteroides y hormonas tróficas. Es importante para la formación de glóbulos rojos y contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso, teniendo además funciones neuroprotectoras.

Se encuentra en alimentos como la levadura, cígala, atún o pimentón.

B5. ACIDO PANTOTEICO.

Se sabe que juega un papel importante en la producción de hormnoas adrenérgicas, neurotransfmisores y anticuerpos, así como en las síntesis de la vitamina D.

Se encuentra en alimentos como la ternera, las pipas de girasol, el cerdo o el pollo.

B6. PIRIDOXINA.

Resulta esencial para el metabolismo del triptófano. De esta vitamina depende el proceso para formar las vainas de mielina que rodean a las neuronas. Además regula la síntesis del neurotransmisor GABA.

El organismo se ocupa de que se conserven altos valores de esta vitamina en el cerebro, aun cuando las concentraciones en plasma son bajas, esto nos da una idea de la importancia de su papel en el sistema nervioso, presentándose problemas en el funcionamiento cerebral cuando la recaptación de esta vitamina en el cerebro es inadecuada.

B8. BIOTINA.

Se sabe que juega un papel importante para el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Se sabe que en estados carenciales de esta vitamina pueden aparecer dolores musculares, parestesias, falta de apetito y síntomas depresivos.

Se encuentra en alimentos como el pescado azul, los cereales integrales o la yema de huevo.

B9. ÁCIDO FÓLICO.

Recibe este nombre por haber sido identificado en hojas (folium=hoja) de vegetales verdes.

Es esencial en la maduración de eritrocitos (glóbulos rojos) y leucocitos (sistema inmunitario), e indispensable en el cierre del tubo neural (origen del sistema nervioso) en la fase embrionaria.

Participa en la síntesis de las sustancias que componen el ADN, por tanto es muy importante su función en la división celular.

Se encuentra en alimentos como las espinacas, las coles, las lentejas, las habas y la soja.

B12. COBALAMINA.

Esta vitamina es esencial para la función normal del metabolismo de todas las células, especialmente en el aparato digestivo, médula ósea y tejido nervioso. Participa en la formación de mielina. Por ello, es muy importante en funciones neurológicas y psicológicas normales y en la reducción del cansancio y fatiga.

Se encuentra en alimentos como la levadura de cerveza, carne, huevos, lácteos y pescado.

VITAMINA C. ÁCIDO ASCÓRBICO.

Esta vitamina es indispensable en la transformación del triptófano en serotonina y formación de noradrenalina a partir de la dopamina.

Tienen importantes acciones antioxidantes en el organismo, lo que contribuye a que no se formen placas ateroescleróticas en los vasos sanguíneos, y por tanto la prevención de infartos. También participa en la absorción del hierro intestinal, y en la síntesis de hormonas tiroideas y adrenales. Por ello, en épocas de estrés, se elimina más vitamina C por la orina.

La vitamina C junto con los betacarotenos son los que mayor protección han demostrado en lo que respecta al mantenimiento de la memoria y la capacidad de razonamiento.

Se encuentra en alimentos como el kiwi, las naranjas, los limones, las mandarinas, los tomates, los pimientos, el perejil, las espinacas, el melón y las fresas.

Autora: Emma Gil Orejudo. 

 

Nuevo artículo: «Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso»

Hoy, 28 de Mayo, se celebra la XIV edición del Día Nacional de la Nutrición, por eso hoy mejor que nunca, os queremos dejar un artículo relacionado con la nutrición y el funcionamiento del Sistema Nervioso.

Aquí os dejamos la primera parte de este interesante artículo, escrito por nuestra gran colaboradora Emma Gil Orejudo:

«Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso»
La nutrición del sistema nervioso. Parte I: Los macronutrientes.

La popular frase “eres lo que comes” es comúnmente utilizada para persuadir a las personas de que tomen una diversidad de alimentos. No solemos ponerla en relación con nuestros sistemas nerviosos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que solo el cerebro consume el 60% del requisito total diario de glucosa del organismo, puede ser interesante que nos paremos a analizar qué nutrientes necesita nuestro sistema nervioso para funcionar de manera óptima.

Estamos acostumbrados a encontrarnos en situaciones en que nuestro sistema nervioso disminuye su rendimiento por circunstancias relacionadas con la alimentación (por ejemplo la somnolencia que notamos después de una comida copiosa). Otras manifestaciones del sistema nervioso como la aparición de calambres, problemas de atención, falta de tono muscular, apatía, etc, pueden deberse a la falta de los niveles requeridos de ciertos nutrientes. Su detección y aporte puede resolver estas condiciones de forma sencilla, pero para ello hemos de estar atentos y considerar el factor nutricional como origen de multitud de signos disfuncionales del sistema nervioso.

El objetivo del presente artículo (dividido en dos partes dada la extensión del tema) trata de ofrecer información sobre los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento del sistema nervioso así como subrayar la importancia que tiene cada uno de ellos, y los alimentos donde se encuentran.

En nutrición humana se utiliza una clasificación que distingue entre macronutrientes y micronutrientes. Los macronuntrientes se caracterizan por ser los nutrientes que se necesitan en mayores cantidades y además por ser los que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismos. Por otro lado, los micronutrientes se toman en menores cantidades en los alimentos, aportando mucha menos energía; no obstante resultan imprescindibles para la correcta metabolización de todas las sustancias que necesita el organismo.

En esta primera parte del artículo se pasan a describir el oxígeno y agua como sustancias imprescindibles, así como los macronutrientes.

OXÍGENO

Aunque el oxígeno no se considere un nutriente como tal, en la actualidad se describe como pseudonutriente, ya que es imprescindible en numerosas reacciones fisiológicas del organismo.
El órgano que más aporte de oxígeno requiere es el cerebro, de hecho la privación de oxígeno durante 3 minutos puede causar muerte neuronal. El cerebro requiere el 20% del aporte total de oxígeno al organismo, que puede llegar al 40% en determinados momentos.
Para asegurar que el sistema tiene una fuente de oxígeno suficiente es recomendable estar en ambientes con una ventilación adecuada (ventana mejor que rejillas de ventilación) y libres de humo. Síntomas de que no está recibiendo suficiente oxígeno pueden ser dolor de cabeza, disminución de rendimiento intelectual, irritabilidad y signos de ansiedad.
Para que el sistema nervioso tenga un buen aporte de oxígeno, además es necesario que llegue de forma adecuada a las células a través de la sangre. La clorofila, que encontramos sobre todo en vegetales de color verde, tiene la capacidad de almacenar oxígeno en el cerebro. Además, se requiere que tanto el sistema respiratorio como el vascular mantengan su función óptima.

AGUA

Al igual que el oxígeno, el agua es considerado un pseudonutriente. El 85% del cerebro es agua (aunque parezca mentira), y el funcionamiento de las neuronas se basa, en gran medida, en el intercambio constante de líquidos. Esto nos puede dar una idea de lo importante que es una buena hidratación para el sistema nervioso.
La mejor forma de hidratarse es tomando agua, mejor que no sea solo durante las comidas, sino también entre horas en pequeñas dosis y continuadas mejor que una gran cantidad de una vez.
El agua mineral es una buena opción, ya que además es una fuente de minerales, de ahí su nombre (el apartado de minerales en el apartado de micronutrientes, en la segunda parte), siendo recomendable cambiar de marca de agua mineral ya que cada una tiene una concentración diferente de minerales.
Se recomienda un aporte de 35ml de agua por kg de peso y día en un adulto, siendo el requerimiento diario mayor para personas ancianas, niños y mujeres embarazadas.
Se puede, además de esta cantidad de agua diaria, tomar líquidos en forma de zumos, infusiones etcétera, teniendo en cuenta que éstos no sustituyan la ingesta de agua, ya que su absorción difiere.

MACRONUTRIENTES

Como se ha dicho anteriormente, son los nutrientes que se toman en mayor cantidad, y que aportan la mayor parte de energía metabólica al organismo. Existen tres tipos: hidratos de carbono o glúcidos, proteínas o prótidos y ácidos grasos o lípidos.

Hidratos de carbono

La principal fuente de energía del sistema nervioso es la glucosa, que es la unidad básica de los hidratos de carbono. Como el sistema nervioso esta superespecializado en su funcionamiento, no tiene la capacidad de almacenar energía, de forma que depende del continuo aporte de glucosa a través de la sangre. Las fluctuaciones importantes de los niveles de glucosa en la sangre son muy nocivas para el sistema. Sabemos que los estados tanto de hiper como de hipoglucemia hacen disminuir la capacidad intelectual, entre otras capacidades. Por eso es muy importante mantener el nivel de glucosa en sangre lo más estable posible.

Existen tres tipos de hidratos de carbono:

• Monosacáridos o hidratos de carbono simples: glucosa, fructosa (en las frutas).

• Disacáridos o hidratos de carbono dobles: sacarosa (azúcar doméstica), lactosa (en la leche).

• Polisacáridos: (almidón: patata, arroz; fibra alimentaria: cereales integrales).

Los dos primeros tipos de hidratos de carbono, por su estructura sencilla, son absorbidos por el sistema digestivo de forma rápida, pasando al torrente sanguíneo. El páncreas segrega la hormona insulina, que ayuda a que la glucosa se entre en las células para obtener la energía que necesita. La liberación de gran cantidad de insulina como consecuencia de una ingesta de glucosa en las formas simple y doble, provoca una caída brusca de la glucemia, lo que crea cansancio repentino y disminución del rendimiento.

Los polisacáridos son absorbidos de forma más lenta debido a que su estructura más compleja requiere de hidrolización en la digestión. Esto favorece la disposición de glucosa de manera más constante y gradual.

Es importante la elección del tipo y momento de ingesta de hidratos de carbono para favorecer la estabilidad mental y emocional, y que la vulnerabilidad sea mínima.

Proteínas

Las proteínas tienen multitud de funciones metabólicas en el organismo y en concreto en el sistema nervioso, entre otras, la de vincular a las neuronas entre sí y formar neurotranmisores.

Cada proteína está formada por una cadena de aminoácidos. Existen 20 tipos de aminoácidos diferentes, de los cuales 9 son esenciales (no sintetizables por el organismo y que hay que ingerir en la dieta) y 11 no esenciales (el organismo los puede sintetizar a partir de otros compuestos). Mediante la digestión de alimentos ricos en proteínas, éstas se descomponen en los aminoácidos que las constituyen. El organismo utilizará estos aminoácidos para sintetizar las proteínas que necesite en los lugares donde se requieran.

Los aminoácidos tienen un papel imprescindible en la regulación de la actividad cerebral, ya que son imprescindibles en el metabolismo del cerebro. Los neurotransmisores están formados por aminoácidos. Para llevar a cabo la síntesis (formación) de los distintos tipos de neurotransmisores a partir de aminoácidos, es imprescindible la presencia de cantidades suficientes de ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas, minerales, oxígeno y glucosa (en condiciones de glucosa excesiva en sangre, la insulina liberada favorece el paso de aminoácidos al tejido muscular, disminuyendo los disponibles para la síntesis de neurotransmisores).
Los aminoácidos más importantes para el sistema nervioso, por su implicación para la síntesis de neurotransmisores, son los siguientes:

• Triptófano:

A partir de este aminoácido el organismo puede sintetizar la vitamina B3, muy importante para el sistema nervioso. Pero la mayor importancia de este aminoácido para el sistema nervioso es que es un precursor de la serotonina, que es un neurotransmisor asociado a la sensación de bienestar emocional, con efecto ansiolítico y en algunos casos antidepresivo. La serotonina es precursora de la hormona melatonina, implicada en la regulación de los ciclos circadianos de sueño-vigilia.

El triptófano circula en la sangre unido a otra proteína llamada albúmina, lo cual hace que no se arrastre normalmente a través de la barrera hemoatoencefálica si compiten otras proteínas. Sin embargo, cuando existe un alto nivel de insulina en sangre (por aumento de glucosa) ésta arrastra a otras proteínas a otros tejidos como el muscular, de modo que facilita el paso de triptófano a través de esta barrera. Esta es la razón por la cual una dieta rica en proteínas no aumenta el nivel de triptófano, y sin embargo sí lo facilita el aporte de hidratos de carbono.
Para el adecuado metabolismo del triptófano se requieren además niveles equilibrados de vitamina B6 y magnesio.
Los alimentos que contienen triptófano suelen ser más de origen animal que animal. Alimentos que tienen triptófano: leche, plátano, pavo, cereales integrales, avena, pipas de calabaza, garbanzos, semillas de sésamo.

• Tirosina

Es un aminoácido necesario para la síntesis de los neurotransmisores adrenalina, noradrenalina y dopamina, además de estimular la síntesis de acetilcolina, neurotransmisor que participa en procesos de memoria. Esto hace que la tirosina sea uno de los aminoácidos más importantes para el cerebro.
La tirosina puede ser sintetizada a partir de la fenilalanina, aminoácido esencial que hay que obtener directamente de la alimentación.
Alimentos que contienen fenilalanina: carne, pescados, huevo, productos lácteos, garbanzos, lentejas, cacahuetes, soja.

• Lisina

Este aminoácido resulta imprescindible en la regeneración de tejidos. Su falta provoca fatigabilidad, irritabilidad y falta de concentración.
Alimentos que contienen lisina: pescados, carnes magras, leche, huevos.

• Metionina

Interviene en la síntesis de acetilcolina. Cuando se consume con vitamina B12 tiene una aparente función antidepresiva, por su capacidad para disminuir las histaminas en sangre.
Alimentos que contienen metionina: trigo integral, cebolla, ajo, alubias.

• Ácido glutámico

Este aminoácido produce glutamina, la cual estimula la producción de GABA, neurotransmisor con funciones inhibitorias que favorece la concentración y el sueño.
Alimentos que lo contienen: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos y leche.
Alimentos que contienen ácido glutámico: harinas de trigo, almendras, nueces, huevos, leche.

Otros aminoácidos que pueden relacionarse con incremento de actividad intelectual son la asparagina y la serina.

Ácidos grasos o lípidos

Los ácidos grasos tienen, entre otras, función de reserva de energía en el organismo. En el sistema nervioso forman parte de todas las membranas celulares. También compone la vaina de mielina que recubre los nervios para aumentar su conductancia. Además son necesarios para la formación de sustancias indispensables para el cerebro, entre ellos los neurotransmisores. El cerebro está compuesto por una gran cantidad de grasa en su estructura que no se metaboliza ni siquiera en periodos de largo ayuno.

Los ácidos grasos se clasifican según su estructura química en dos tipos: grasas insaturadas y grasas saturadas.

Las grasas insaturadas se llaman así por tener dobles enlaces en su estructura química. De dividen a su vez en monoinsaturadas y poliinsaturadas.

Las grasas monoinsaturadas tienen una insaturación en su estructura química. La principal es el ácido oleico que se encuentra en el aceite de oliva. Es beneficioso porque disminuye los niveles de LDL (colesterol “malo”) y aumenta el HDL (colesterol “bueno”).

Las grasas poliinsaturadas tienen dos o más insaturaciones en su estructura. La grasa que compone la estructura cerebral está compuesta en su mayoría por grasas poliinsaturadas. Dentro de estas, las grasas de mayor relevancia para el sistema nervioso son los llamados ácidos grasos omega 3 y omega 6, que son esenciales (el organismo no los puede sintetizar, y han de obtenerse a través de la dieta).

Dentro de los ácidos omega 3 se distinguen tres tipos: alfa-linoléico (de cadena corta, con capacidad para disminuir el nivel de triglicéridos); el eicosapentanoico (EPA) y docosopentatoico (DHA), estos dos últimos de cadena larga. Hay muchos datos que apoyan el hecho de que los ácidos grasos omega 3 de cadena larga reducen el riesgo de sufrir ictus. Además, al formar parte de las membranas celulares de las neuronas, alteran la disponibilidad de neurotransmisores, modula las moléculas de transducción de señales y afecta a la sinaptogénesis y a la diferenciación neuronal. El alfa linleico está contenido en los aceites de linaza, soja y nueces, mientras que los de cadena larga los encontramos sobre todo en pescados criados en libertad de movimiento.

En cuanto a los ácidos grasos omega 6, los principales para el organismos son el ácido linoleico y el araquidónico. Ambos son necesarios para el sistema nervioso ya que componen en parte las membranas de las células del cerebro. Alimentos que contienen ácido linoleico son nueces, espinacas, lentejas, aceites de cacahuete, soja y pepitas de uva.

Las grasas saturadas se llamas así porque en su estructura química no tienen ningún doble enlace o insaturación. Su consume se relaciona con aumento de los niveles de colesterol (en concreto LDL o colesterol “malo”, llamado así porque se deposita en las arterias aumentando el riesgo de patología vascular). Este tipo de grasas se encuentra en alimentos de origen animal como carnes, leche entera y ciertos derivados de lácteos. Estos alimentos sin embargo, nos aportan otros nutrientes muy útiles para el organismo, por lo que no hay que prescidir de ellos sin controlar su consumo.

Emma Gil Orejudo: emma_g10@yahoo.es

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«MICRONUTRIENTES (VITAMINAS Y MINERALES)»

Fuente imagen: http://audioshoyleoparavos.blogspot.com.es/2013/08/alimente-su-cerebro-para-que-no-se.html