Nuevo artículo: Control Postural. Parte II: Control periférico de la postura

Hoy Jueves, os queremos dejar la segunda parte de este artículo, escrito por nuestra gran colaboradora, fisioterapeuta y terapeuta ocupacional Beatriz Tierno Tierno.

Esperamos que lo disfrutéis!

CONTROL POSTURAL. PARTE II.

En el anterior artículo, vimos cuáles son los principales sistemas que controlan la postura, en éste y en el próximo artículo, nos centraremos en los tres más importantes y en nuestra influencia sobre ellos en el tratamiento de pacientes neurológicos. Estos sistemas son el control periférico de la postura, el sistema corticoretículoespinal y el sistema vestibular.

Hoy vamos a tratar el primero de ellos: el control periférico de la postura.

CONTROL PERIFÉRICO DE LA POSTURA

Aunque la médula está capacitada para realizar movimientos simples y también coordinados, su dependencia de estructuras superiores es muy importante en el ser humano al haber adoptado la bipedestación. Por ello, esta es de nuevo una distinción más teórica que práctica.

El reflejo miotático sirve de circuito de retroalimentación antigravitatorio. Por ello (y por el sistema vestibular), será importante pensar la postura del paciente en relación a la gravedad. Cuando se produce un desequilibrio postural, el cuerpo reacciona primero suspendiéndose a los músculos que por su localización y dirección de fibras frenan ese desequilibrio para rápidamente reclutarlos a través del reflejo miotático. Estos músculos deberían reestablecer el equilibrio para pasar de una actitud a otra según las circunstancias para adaptarse al medio. Si por una alteración neurológica, el cuerpo queda fijado en una postura y en un desequilibrio, cada vez más músculos de una cadena de tensión miofascial se irán reclutando. Estos cada vez serán más cortos y estarán más tensos y más rígidos mientras sus antagonistas cada vez estarán más elongados, también más rígidos y con más dificultades para trabajar.

En el caso de los músculos cortos, el acortarlos más mediante una fuerza externa (nuestras manos) produce una disminución de la actividad refleja que les lleva a recuperar su tono normal. Son las técnicas de “ir a la lesión”.

En un segundo tiempo habrá que estirarlos y darles la idea primero de no trabajar en cuerda de arco y después de trabajar con su punto fijo fisiológico en la estática. Los estiramientos musculares pasivos deben ser cuidadosos para no aumentar la actividad del reflejo miotático y siempre serán más eficaces si el paciente los realiza activamente alcanzando primero el control concéntrico para luego poder soltar excéntricamente. La mejor manera de regular el tono postural es el movimiento activo del propio paciente. Cuando un músculo es estirado pasivamente la mayor parte del cambio en la longitud se da en las fibras musculares que son más elásticas que el tendón; cuando se contrae activamente, la fuerza actúa directamente sobre el tendón que aumenta de tensión y comprime el órgano tendinoso de Golgi cuya función es mantener el nivel de fuerza. Este sistema Golgi no es un asa cerrada; las interneuronas Ib también reciben aferencias de receptores cutáneos, articulares, de husos musculares y vías descendentes.

Por tanto, podremos normalizar el tono muscular del paciente a través de estructuras diferentes del músculo como la fascia o la articulación pero sabiendo siempre que la mejor manera de regular el tono postural es el movimiento activo del propio paciente.

Los músculos cortos muy probablemente estarán rígidos y habrá que despegarlos y realizar movilizaciones rotatorias específicas en ellos para desbloquear los puentes cruzados. Es muy importante la contrarrotación ( normalmente rotación externa proximal y rotación interna distal) para conseguir la adecuada estabilidad intramuscular.Para hacer estas movilizaciones, es necesario dar un punto de referencia (mano que estabilice) frente a la que se mueve.

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De nuevo recordamos que la función normal de las neuronas motoras depende de la retroalimentación directa a partir de los propios músculos pero también de la información indirecta procedente de tendones, articulaciones y piel. Por ello las técnicas de trazos cortantes o acordajes fasciales, compresión y distracción articular y presión constante o intermitente de los tendones nos ayudan en la regulación del tono de nuestros pacientes. También son interesantes los golpeteos en las prominencias óseas para aumentar la conciencia corporal y que el músculo disminuya su grado de tensión en el intento de informar al SNC del estado del cuerpo.

En el caso de los músculos largos primero habrá que elongarlos más para despertar la actividad de los husos neuromusculares pero luego habrá que llevarlos a una posición más beneficiosa para poder trabajar. No se trata sólo de acortarlos para facilitar su arranque o encendido, también habrá que realinear las fibras musculares adecuadamente e incluso despegarlas si están rígidas. Entonces buscaremos primero actividad concéntrica específica para aprender estabilidad y en segundo lugar actividad excéntrica para ganar fuerza. Si queremos que el paciente mejore será indispensable que sus músculos débiles (pueden ser los largos pero también los cortos) ganen fuerza. Por ello el entrenamiento de la fuerza, con las adaptaciones necesarias al paciente neurológico ya no está prohibido. Incluso se sabe que a veces los pacientes, por ejemplo, no pueden sobreponerse al patrón flexor del miembro superior por la debilidad de su tríceps.

Para facilitar la actividad de estos músculos débiles, podemos ayudarnos de que si la contracción muscular comprime la piel contra un objeto o superficie, las señales provenientes de los receptores producen mayor excitabilidad de los músculos. Otras maneras de estimular los receptores de la piel y del tejido profundo (Pacinni, Meissner, Merkel, Ruffini) son las presiones en ángulo recto de la piel y el tejido profundo, los golpecitos para estimular los husos y movimientos rápidos (“pulir”) para disminuir el umbral de contracción.

Algo a tener en cuenta en los pacientes neurológicos es que muchas veces aparece debilidad central en los músculos antigravitatorios tónicos y los músculos fásicos normalmente encargados del movimiento deben cambiar de rol y ocuparse de la postura por lo que acaban cambiando su constitución y bioquímica para adaptarse al nuevo requerimiento. Pues bien, en nuestras manos está cambiar de nuevo el requerimiento pueden volver a ser músculos fásicos. Es la plasticidad muscular. Si cambia la inervación de un músculo, cambia el músculo. Las neuronas modifican el fenotipo muscular como consecuencia de la actividad sináptica (experiencia) y esto podría constituir la base del aprendizaje y la memoria.

Autora del artículo: Beatriz Tierno Tierno.

Fisioterapeuta. Terapeuta Ocupacional. Docente. Formada en PNL, hipnosis y otras terapias afines.

beatriztiernotierno@gmail.com

BIBLIOGRAFÍA

1. Bear M.F., Connors B.W y Paradiso M.D (2002), 4º edición. Neurociencia: Explorando el cerebro. Masson:Barcelona.
2. Kandel E.R, Jessell, T. M y Schwartz J.M (2001). Principios de neurociencia. 4ª edición. Mc-Graw Hill-interamericana: Madrid
3. Cardinalli D.P (1992). Manual de neurofifiología. 1ª edición. Díaz de Santos S.A: Madrid
4. Apuntes de fisioterapia neurológica del adulto de Andrés Lloves (2006). universidad Europea de Madrid: Madrid
5. Guyton A.C (1997). Anatomía y fisiología del sistema nervioso. Neurociencia básica. 2ª edición. Panamericana: Madrid.
6. Purves D (2001). Invitación a la neurociencia. 1ª edición. Panamericana: Madrid.

Nuevo artículo: «El Control Postural. Parte I»

Hoy Jueves, os queremos dejar un nuevo artículo escrito por nuestra fisioterapeuta y gran colaboradora Beatriz Tierno Tierno. Una vez más, agradecer a Beatriz su gran ayuda y colaboración en este blog.

Aquí os dejamos la primera parte, esperamos que la disfrutéis!!

EL CONTROL POSTURAL. PARTE I.

¿Qué es antes, postura o movimiento?

Es una pregunta que los terapeutas nos hacemos frecuentemente. Y al final parece claro que la postura es un prerrequisito para el movimiento ya que además, por el principio de Henemann, son la motoneuronas que inervan los músculos axiales posturales las primeras en reclutarse al ser las más pequeñas. También tenemos claro que a través de ella podemos facilitar el movimiento. Sin embargo, solemos olvidar que a través del movimiento se puede facilitar la postura.

¿Y qué es más importante, la postura o el movimiento?

Pues esta distinción es más teórica que práctica. En realidad la postura es el movimiento en su mínima amplitud, nunca debe ser rígida. No hay postura sin un leve movimiento de oscilación (pequeñas reacciones de equilibrio) y no hay movimiento de una parte del cuerpo sin el soporte postural de otras partes. Si la postura se vuelve rígida hablamos de fijación en lugar de estabilidad postural. De todos modos, para hacernos una idea de la importancia de la postura es interesante saber que la mayor parte del día la dedicamos a mantenernos en una postura y sólo un poquito del día a movernos. La mayor parte del tiempo la actividad de las neuronas del asta ventral mantiene más que cambia la longitud y tensión muscular (1)

Pero, ¿qué es la postura?

Es la posición relativa de las diferentes partes del cuerpo con respecto a sí mismas (relación egocéntrica) y al medioambiente (relación exocéntrica) y al campo gravitatorio (relación geocéntrica)(2).

 

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Fuente imagen:   www.creceroperecer.com

Como ya hemos señalado esta posición no debe ser fija o rígida y encadenarnos en una pose, sino estable para permitir el movimiento y libre para poder adaptarse rápidamente a otro requerimiento.

Por ello nuestro sistema postural tiene que encargarse de varias funciones:

– Mantener una posición constante (equilibrio) en presencia de la gravedad.
– Generar respuestas que anticipen los movimientos voluntarios en la dirección deseada.
– Ser adaptativo.

Aunque el mecanismo estático (tónico) de reflejo miotático en los extensores fisiológicos (antigravitatorios) es fundamental para el mantenimiento de la postura (3), todas estas funciones variadas del sistema postural no pueden explicarse sin más mediante la sumación de reflejos. El control periférico a cargo de los husos y órganos tendinosos de Golgi sólo puede explicar una parte del control postural (4). Para imaginar la complejidad de este control, basta saber que implica la integración funcional significativa de muchos sistemas nerviosos diferentes, incluidos los asociados a la cognición(2).

Veamos más detalladamente cada una de estas funciones:

  • MANTENER UNA POSICIÓN CONSTANTE EN PRESENCIA DE LA GRAVEDAD

Para mantener esta posición constante, el sistema postural genera movimientos en respuesta a señales sensitivas que indican una alteración postural ya existente (5). Algunas de estas respuestas son innatas mientras que otras han de aprenderse. Se trata del rápido control por retroalimentación de la vía vestíbuloespinal (2).

  • GENERAR RESPUESTAS QUE ANTICIPEN LOS MOVIMIENTOS VOLUNTARIOS

El movimiento voluntario puede perturbar el equilibrio postural, pero el conocimiento de ésto está integrado en un programa motor que se utiliza para contrarrestar el desequilibrio. Se trata del sistema de anticipación voluntaria del tono postural: el sistema córticoretículoespinal. Estas respuestas primero se aprenden pero finalmente operan de manera automática y son desencadenadas por movimientos intencionados específicos. La formación reticular mantiene la postura analizando lo que sucede durante la actividad motora voluntaria.

  • EL CONTROL POSTURAL DEBE SER ADAPTATIVO.

Algunos pacientes no tienen prácticamente postura pero la mayoría sí tienen una postura siendo su problema principal el que están fijados sin poder salir de ella para adoptar nuevas posturas que les permitan ser más eficaces en sus gestos. No sólo el movimiento ha de ser selectivo y variable. Es necesario que el control postural se pueda adaptar a comportamientos específicos dependiendo del contexto funcional. Para este control postural adaptativo se precisa un cerebelo intacto (2), entre otras estructuras como los ganglios basales o la oliva inferior.

 

Imagen1

Este control postural como todo el Sistema Nervioso Central (SNC), es plástico porque conserva su estado adaptado y es adaptativo porque tiende a satisfacer la nueva demanda funcional. Una vez establecido un cambio en la ganancia, la condición normal no puede reestablecerse más que mediante una readaptación activa por aprendizaje motor. Este aprendizaje normalmente es implícito (5).

Ya hemos visto algunos sistemas que intervienen en el control de la postura pero aún no hemos mencionado uno muy importante: el sistema de representación interna (perceptual) desempeña un papel dominante en el control postural. Si el paciente no sabe cómo es su cuerpo y cómo se encuentra, no tendrá control sobre su postura. Son los pacientes que están al lado de sí mismos. Por eso les ayudamos a sentir su cuerpo porque si no, además, pueden aumentar su tono muscular en ese intento de sentir el estado de su cuerpo.

Por último, la corteza cerebral también participa en el control postural. La corteza premotora contiene patrones de movimiento que comprenden grupos musculares que ejecutan tareas específicas como ubicar en una posición los hombros y los brazos para que las manos queden adecuadamente orientadas para la tarea (5).

Es posible que la corteza motora suplementaria funcione asociada con la premotora para proporcionar movimientos de actitudes, es decir, la estabilidad adecuada que permita el movimiento. Sin embargo, es principalmente la corteza motora primaria y la premotora a través de su haz ventral, la que más influye en el control de la postura. Lo hace directamente a través de conexiones directas con las motoneuronas que se encargan de ella e indirectamente a través de su control sobre las estructuras troncoencefálicas. Las neuronas de la corteza inician tanto el movimiento de la extremidad contralateral como los ajustes posturales principalmente ipsilaterales para mantener la estabilidad postural (6).

Autora: Beatriz Tierno Tierno.

Fisioterapeuta. Terapeuta Ocupacional. Docente. Formada en PNL, hipnosis y otras terapias afines.

beatriztiernotierno@gmail.com

BIBLIOGRAFÍA

1. Bear M.F., Connors B.W y Paradiso M.D (2002), 4º edición. Neurociencia: Explorando el cerebro. Masson:Barcelona.
2. Kandel E.R, Jessell, T. M y Schwartz J.M (2001). Principios de neurociencia. 4ª edición. Mc-Graw Hill-interamericana: Madrid
3. Cardinalli D.P (1992). Manual de neurofifiología. 1ª edición. Díaz de Santos S.A: Madrid
4. Apuntes de fisioterapia neurológica del adulto de Andrés Lloves (2006). universidad Europea de Madrid: Madrid
5. Guyton A.C (1997). Anatomía y fisiología del sistema nervioso. Neurociencia básica. 2ª edición. Panamericana: Madrid.
6. Purves D (2001). Invitación a la neurociencia. 1ª edición. Panamericana: Madrid.