Recordemos que en los dos artículos anteriores de “Dime qué comes y te diré cómo funciona tu sistema nervioso”, vimos los macronutrientes y dentro de los micronutrientes, a las vitaminas.
Esta semana, os dejamos el último artículo elaborado por Emma Gil Orejudo, donde veremos los MINERALES.
Recordemos que los micronutrientes se describen como elementos reguladores de las reacciones metabólicas del organismo, que en algunos casos, tienen una función estructural y que no aportan energía, aunque sí intervienen en las reacciones metabólicas para obtenerla. Además se caracteriza por estar presentes en cantidades muy pequeñas en nuestro organismo.
Los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Vamos a hablar en este artículo de los MINERALES.
MINERALES.
Entre las sustancias que intervienen en los fenómenos bioquímicos de los organismos hay un grupo de elementos minerales que son indispensables en numerosas funciones biológicas. Son parte de las estructuras somáticas y participan en tejidos y líquidos corporales, y a la vez facilitan el equilibrio electrolítico, activan reacciones bioquímicas y facilitan la transmisión nerviosa.
Existe una clasificación de los minerales en nutrición, en función de la cantidad diaria requerida. A los que se requiere cantidades mayores se les denomina macrominerales, y son el calcio, el fósforo, el magnesio, el sodio y el potasio, entre otros. A los que se requiere en menores cantidades se les denomina microminerales, minerales traza u oligoelementos. Son el hierro, el zinc, el yodo y el cobre, entre otros.
CALCIO.
Es el elemento mineral más abundante en el cuerpo, debido a su presencia en la estructura ósea.
En cuanto al sistema nervioso, su papel es muy importante ya que actúa en la liberación de neurotransmisores y es imprescindible para la correcta transmisión de la información a lo largo del sistema nervioso. También tiene un papel potenciador del aprendizaje.
Se encuentra en alimentos como la leche, los productos lácteos, los higos, las nueces, las legumbres y los copos de avena.
MAGNESIO.
Este mineral es necesario para el funcionamiento de enzimas que intervienen en la formación de neurotransmisores. Reduce el cansancio y la fatiga, y potencia un funcionamiento psicológico normal. Su déficit puede ocasionar síntomas depresivos, nerviosismo e irritabilidad.
Se encuentra en alimentos como los frutos secos, los garbanzos o las judías.
SODIO.
De extrema importancia para numerosos procesos metabólicos del cerebro y todo el organismo, en circunstancias en que el organismo sufre una pérdida masiva de sodio, esto puede causar daño en determinadas sustancias del tronco cerebral e incluso comprometer la vida.
Se encuentra en alimentos como la sal común (cloruro sódico).
POTASIO.
Es muy importante para la transmisión de mensajes entre neuronas. Además favorece la circulación, también del cerebro, ya que dilata los vasos sanguíneos.
Se encuentra en el plátano, el albaricoque, las alcachofas y las nueces.
FÓSFORO.
Desempeña un papel fundamental en el metabolismo energético, ya que sus funciones son de transporte, almacenamiento y utilización de la energía procedente de la alimentación. Interviene a nivel de neurotransmisores.
Se encuentra en alimentos como el bacalao, las almejas, los berberechos, las cigalas y los langostinos.
HIERRO.
Este mineral es absolutamente imprescindible para todo el organismo ya que forma parte de los glóbulos rojos, encargados del transporte del oxígeno por todo el cuerpo. Su déficit disminuye la capacidad de concentración y memoria, así como el rendimiento físico, aumentando la sensación de cansancio.
Se encuentra en alimentos como las almejas, los berberechos, las carnes rojas, los pistachos y las lentejas.
ZINC.
Interviene en más de cien reacciones bioquímicas del organismo humano., además de proteger de la acción de los radicales libre.
Su déficit contribuye a la aparición de síntomas depresivos, problemas de aprendizaje e hiperactividad.
Se encuentra en alimentos como las almendras, el yogur y los cereales.
YODO.
Es un importante antioxidante para el organismo. Además de componente de la hormona tiroidea.
Se encuentra en alimentos como la carne, el pescado, la leche y los productos lácteos.
Después de haber descrito los nutriente más importantes del sistema nervioso, sus funciones en el organismo y las consecuencias que pueden tener sus carencias, subrayamos la importancia de un buen control de la nutrición, observando si en el fondo de un determinado síntoma resistente no puede haber un problema que se resuelva con el nutriente apropiado y que facilite al organismo y al sistema nervioso en particular todo lo que necesita para su óptimo funcionamiento, sea cual sea su condición de inicio.
Esperamos que os hayan gustado estos tres artículos elaborados por Emma Gil Orejudo. Muchas gracias Emma por tu gran colaboración!.