Artículo: Parálisis cerebral. Enfoque diagnóstico y terapéutico.

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La definición de la parálisis cerebral siempre ha sido complicada desde que Little en el año 1861 relacionó en la revista Lancet la diplejía con el parto distócico prematuro.

En el 2005 se agrupa bajo el término de parálisis cerebral infantil (PCI) a un grupo de alteraciones permanentes del movimiento y la postura que limitan la actividad. Los transtornos motores se acompañan de alteraciones sensoriales, perceptivas, cognitivas, de la comunicación, de la conducta, de epilepsia y problemas músculoesqueléticos secundarios.

Debemos tener en cuenta que la incidencia de la parálisis cerebral es de 2-3 por cada 1000 recién nacidos vivos, siendo la causa más frecuente de discapacidad física grave en la infancia.

Al valorar por primera vez un niño con parálisis cerebral debemos usar la clasificación más usada en la práctica clínica, incluyéndolos dentro de uno de los tres grupos:

-Espástica.

-Discinética.

Atáxica.

En la PCI Espática se produce una alteración del sistema piramidal o corticoespinal con aumento de los reflejos osteotendinosos, clonus y fenómeno de “navaja de muelle” con hipertonía dependiente de la velocidad, predominando los patrones flexores en las extremidades superiores y patrones extensores en las inferiores.

La PCI Discinética apararece por una alteración del sistema extrapiramidal con presencia de movimientos involuntarios, alteraciones del tono y la postura. Los niños presentan movimientos atetósicos, involuntarios, lentos, en abanico y reptantes de los dedos. Pueden tener dificultades en la postura y persistr reflejos primitivos del niño pequeño como la marcha automática, la presión plantar o el reflejo de Galant (incurvación del raquis).

La PCI Atáxica suele relacionarse con alteraciones cerebelosas o de las conexiones cortico-ponto-cerebelosas. Los niños presentan hipotonía e hiperextensibilidad articular, con poca estabilidad en el equilibrio, presenta alteraciones en los movimientos de alcance, en los movimientos oculares, con frecuencia de nistagmus.

Es importante clasificar a los niños, porqué la pregunta más frecuente que nos harán los padres tanto a los médicos como a los terapéutas es si su hijo podrá caminar. Debemos recordar que el pronóstico de la marcha se relaciona con los tipos clínicos de parálisis cerebral.

Según Molnar los hemipléjicos espásticos caminan casi todos a los 3 años. Los dipléjicos en un 65% de los casos consiguen marcha autónoma con o sin  ortesis a los 3 años. Sin embargo otros niños, como los afectados por tetraplejía atetoide adquieren marcha autónoma en el 75% de los casos pero a los 15 años.

Al tratar a los niños siempre debemos estar atentos a la presencia persistente de reflejos primitivos que empeorarán el pronóstico funcional, como el reflejo tónico simétrico o asimétrico, la reacción positiva de soporte, el reflejo de Moro, ausencia e reacción de paracaídas o ausencia de reacción del escalón.

El tratamiento rehabilitador  de la parálisis cerebral se lleva acabo utilizando diferentes técnicas de fisioterapia y terapia ocupacional, orientando su actuación a un enfoque biomecánico, neurodesarrollante, conductivo o de terapia restrictiva.

El Método Neurodesarrollante inhibe la actividad refleja anormal y facilita los movimientos automáticos normales siguiendo la secuencia natural de desarrollo. Debe buscarse un correcto posicionamiento y estimulación de las reacciones de enderezamiento y equilibrio a través de patrones motores básicos.

Otro enfoque de tratamiento cada vez más usado es el Método Vöjta, usando movimientos reflejos complejos que dan lugar al volteo-reptación  a partir de la estimulación de puntos gatillo propioceptivos, situados en el tronco y en las extremidades. La estimulación reiterada de estos patrones reflexógenos normales, en principio bruscos y descoordinados, se almacena en el SNC, de forma que con la repetición llegan a ser más suaves, coordinados y se ejecutarán de forma coordinada.

Además debemos también de estar formados en la terapia restrictiva, la correcta prescripción y posicionamiento de ortesis, ayudas técnicas y aplicaciones de toxina botulínica.

Referencias bibliográfica:

  1. Espinosa Jorge. Parálisis cerebral. Clínica, clasificación y pronóstico. Rehabilitación Infantil. Editorial Panamericana.
  2. Pilar Poó Argüelles. Parálisis cerebral infantil. Servicio de Neurología. Hospital San Juan de Dios. Barcelona.

Autora: Ana Belén Cordal López. Médico rehabilitador.

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